Cristiano en las duras y en las maduras

Vaya por delante que para mí fue penalti. Cristiano ganó el balón ahí arriba, arribísima, y lo bajó para Lucas Vázquez, que lo tenía franco para el remate y Benatia le arrolló por detrás. Entiendo  que no todo el mundo comparta este criterio, dada la progresiva permisividad de los arbitrajes, entiendo más aún el enfado y la frustración de Buffon, que veía escaparse en ese instante una prórroga prometedora, en la que un gol de la Juve valdría por dos del Madrid. Pero yo vi penalti, como otros (entre ellos, nuestro especialista Iturralde, que así lo escribe) piensan que no lo hubo. Lo transformó Cristiano Ronaldo y el Madrid se metió en las semifinales.

El fútbol es tremendo. Es un asesino que te espera tras cada esquina con el cuchillo afilado. El Madrid se escapó ayer de milagro, después de una jornada de celebraciones un poquito malsanas por el descalabro del Barça, con la guinda de la caída de Guardiola, que sigue siendo el Barça, vestido de otra manera. Con el 0-3 de la ida, el madridismo veía la visita de la Juventus como un trámite, pero caray con el trámite. Uno, dos, tres goles marcó la Juve. Los dos primeros, muy similares, centro desde la derecha y cabezazo de Mandzukic, como esas maniobras estudiadas del boxeo que tantos KOs producen. El tercero, un regalo de Keylor.

Fue un mal Madrid ante una buena Juve. Culpa de las dudas, siempre las dudas. Le pasó al Barça la víspera. ¿Ir o esperar? Un gol que cae pronto en contra aumenta las dudas, y así pasa el partido, en la duda entre ahorrar o arriesgar. Y el que duda no ama, el que ama es el que va y va, el que no tiene nada que perder. Y así, a fuerza de fe y de ganas la Juve estuvo a punto de llevar al Madrid a una prórroga que a saber qué nos hubiera traído. Al Madrid le salvó un penalti crítico, que muchos incorporarán a la vieja leyenda que se le creó a este club desde tantos años atrás. Cristiano lo transformó, ajeno a la leyenda. Él está a las duras y a las maduras.