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Un derbi siempre es un derbi

Se juega el derbi, todo un Real Madrid-Atlético, pero se habla más de Zidane y de la frase con cayena que nos regaló en la previa: “No vamos a hacer el pasillo al Barça, es mi decisión”. Se habla y se debate, pues ese tema era trending topic en la tarde del sábado (así lo decían las Redes Sociales) por delante de la Fórmula 1, MotoGP o la Copa Davis. Y a años luz de lo que realmente debería centrar la víspera del clásico de la capital: ¿apostará Simeone por el cuatrivote para frenar al Madrid? ¿sorprenderá con Correa en banda? ¿dará la alternativa a Vitolo? ¿jugarán de inicio Asensio y Lucas Vázquez? ¿formará Bale junto a Cristiano?

Un derbi siempre es un derbi, da igual el papel de regalo con el que se envuelva. Aunque el título liguero sea una quimera. El derbi que tenemos ante nosotros es un derbi de altura, porque mide a un Madrid que de nuevo tiene la final de Champions en el radar (sí, lo sé, queda mucho para Kiev, pero si lo llegamos siquiera a insinuar hace unos meses nos toman por locos...) y a un Atleti grande con todas las de la ley: incluso el traje de la Europa League le tira de sisa y le queda pesquero, su lugar es la Champions. A las 16:15 no hay otra cosa que hacer que sentarse a ver el partido... y dejarse de pasillos.

Ese debate, el de aplaudir o no al rival que ya es campeón, es el árbol que no nos deja ver el bosque. Y en este bosque tenemos a Cristiano, Griezmann, Ramos, Saúl, Asensio, Oblak... Y no sigo que las alineaciones van trece páginas antes y con tantos talentos me quedo sin espacio.