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El joven Martí y las desventuras de Pep

En el fútbol español se disputan (en el campo, en los bares) varios partidos a la vez. Uno de ellos se juega en Inglaterra, y lo disputa Pep Guardiola.

Algunos observan para corroborar cómo juega su equipo. Otros están pendientes de cómo lo haga para certificar que ya está difunto su fútbol. Como eso tarda en suceder hay momentos en que se exacerba la espera de sus derrotas. De modo que basta que sucedan una o dos para que se suelten los cohetes que marcan su final como entrenador de élite. 

Ha pasado recientemente, y se volverá a decir a partir de esta noche de sábado; el Liverpool puso a Guardiola cara a la pared, cuesta abajo en la Champions. Y el Manchester de su íntimo adversario Jose Mourinho lo acaba de afrentar.

La que se armará, pensé. Y lo pensé, aunque ni era un partido decisivo ni desluce la gran campaña inglesa de Pep, porque consta que se le espera en cualquier enfermedad con regocijo. El otro día llevó Manu Carreño a 'El Larguero' a su sanedrín Madrid-Barça y les sacó como asunto el fracaso o la vigencia de Pep como entrenador de élite.

Hubo de todo; creo que Manu, tan buen moderador, se sintió aterrado por las animadversiones que desataba Pep. Y llamó un muchacho balear, Martí, de trece años. ¿Que por una derrota ya se acabó Pep? Yo creo que hasta a Manu se le alivió el sofoco de tanto adulto sintiendo que ya Pep no se levantaba de esa. A ver qué pasa ahora.