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La postal de Turín

Tantas veces le han dicho a Cristiano que a sus años solo tiene futuro como ariete que se ha acabado transmutando en Hugo Sánchez. Tuvo que pasar mucho tiempo para que un realizador de televisión, recuperando imágenes para un documental temático sobre el delantero centro mexicano del Madrid, cayese en la cuenta de que había marcado los 39 goles de la temporada 89-90 a un solo toque. Con el portugués es de suponer que no habrá que esperar tanto para contarlos. En Turín abrió el marcador de un golpeo seco con el exterior y sentenció la eliminatoria de la misma manera, pero adornándolo además muy al modo de Hugo, con una chilena, como completando la metamorfosis.

Dicen que Cristiano se dio muchos costalazos este año entrenando esta suerte que en su día definió al ariete de la Quinta del Buitre, como si la transmutación final precisase ese acrobático remate. De él sabemos que es un portento físico labrado a sí mismo, un atleta y un jugador descomunal que gustaba de galopar antes de empalar con el empeine para ir batiendo tantos porteros como récords. Tendrá que esforzarse mucho Messi para que este año no establezca otro. La tercera Champions consecutiva y el sexto Balón de Oro.

Cristiano es un jugador de postal’ afirmó Valdano cuando dejó Manchester para recalar en Madrid, quizás porque cada delantero mítico del Bernabéu tiene la suya. La de Di Stéfano es cruzando un balón de espuela al Valladolid... o levantando los brazos y arqueando las rodillas tras un gol en la Copa de Europa. A Santillana lo recordamos dos metros sobre el suelo, en posición horizontal, rematando con la cabeza como si la frente de dos defensores fuese un listón y él estuviese realizando un salto de altura al estilo del rodillo ventral en unos Juegos Olímpicos. Zidane nos dejó su volea de Glasgow. La postal de Cristiano la sacaron en Turín cabeceando con los pies a tres metros de altura.