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Larrea y Rubiales, con Tebas al fondo

Dentro de dos lunes, es decir, el 9 de abril, habrá por fin elección a la presidencia de la Federación de Fútbol y Villar será sólo un recuerdo. Ha sido difícil esto. La capacidad de resistencia de Villar fue tal que sólo la UCO pudo sacarle del sillón, cuando ya cantaba su enésimo triunfo, al verse ganador de su pulso con el anterior secretario de Estado, Miguel Cardenal. El ministro Méndez de Vigo, mal informado sobre la cuestión, acarició la ilusión ingenua de fabricarle una salida honorable. Cayó Cardenal y a Villar se le puso alfombra para ganar unas nuevas elecciones, en la idea de que a medio plazo dimitiría y daría paso a Rubiales.

Aquello resultó un pan como unas tortas. Tanto, que tras la detención de Villar y el conocimiento de las escuchas (que vinieron a ser la perfecta narración de lo que aquí hemos llamado siempre ‘villarato’), el Gobierno, con el furor del converso, intentó revocar la asamblea, esa misma asamblea que había bendecido antes en busca de la ‘salida honorable’. Chapuza tras chapuza, eso también pinchó. La FIFA estiró las orejas, aquí sacamos pecho, pero nos visitó la secretaria general, Fatma Samoura y, feliz milagro, el Consejo de Estado dijo que sí valía esa asamblea. Así que son los mismos que había los que eligen ahora entre Larrea y Rubiales.

Estos días se acelera la campaña. Aquí les presentamos, en entrevistas de Marco Ruiz, el ideario de ambos. De aquí al día 9 seguiremos informándoles de todo lo que haya. Larrea, que ha trabajado muchísimos años con Villar y ha manejado la caja, asunto delicado, lleva meses ejerciendo provisionalmente, y la verdad es que lo ha hecho con prudencia y tino. Rubiales ha presidido la AFE con buen pulso, aunque le han sobrado ciertos pujos de sindicalista duro. Lleva desde 2010 en la Federación y pelea, además de contra Larrea, contra Tebas, que le ha declarado la enemiga. Votan 139 asambleístas. Se presume muy apretado.