NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Ricardinho, el Jaén y los señoritos

Hubo un tiempo en el que para jugar al fútbol sala casi había que pedir perdón. “Es un deporte de señoritos”, sentenciaban algunos amantes de la furia con el único objetivo de hacer de menos al resto. No se perdonaba la elección de esta disciplina por delante del fútbol 11, el de toda la vida, o simplemente la reconversión. La especificidad quedaba relegada, supuestamente, para los que no valían en el campo grande o para los que ya estaban de vuelta. Una reaccionaria forma de ver la vida que ahora también se repite, por ejemplo, con la opinión de los más puristas del tenis respecto al boom del pádel. El Inter, con su legendaria trayectoria, y el Jaén, con su espíritu de superación, están siendo (como muchos otros protagonistas) claves para acabar con esta leyenda urbana, para profesionalizar el gremio hasta poner al COI contra las cuerdas en sus dudas de hacerlo olímpico y para ser capaces de llenar un escenario como el WiZink, relegado para las estrellas del baloncesto y del rock.

Es imposible hablar del fútbol sala sin emocionarse con la proeza del Jaén y, por supuesto, sin derivar el discurso hacia Ricardinho, la bandera de esta disciplina de salón pese a la reciente derrota. He sentido esto días a algunos aficionados contrariados, que quizás no se acercaban a este deporte desde los malabarismos de Paulo Roberto, por no haber podido ver la mejor versión del portugués. Lesionado en la final del Europeo el 10 de febrero, recortó los plazos de su recuperación con la fe de un ganador y quiso estar para aportar en favor del equipo, aunque no pudiera apenas encarar como le gusta. He ahí su grandeza. Su liderazgo sin alzar la voz, su forma de dosificarse en busca de sensaciones, su implicación en defensa, la humildad para sentarse cada tres minutos de entrega y su deportividad con el campeón al finalizar la final confirman que estamos ante un jugador de época. Su gol resumen lo que es.

Pero de todas las conversaciones y sensaciones escuchadas en la vibrante Copa, me quedo con alguna realizada a mi espalda en la grada por un hombre de fútbol como Marcos Alonso, el padre del nuevo internacional de Lopetegui y unos de los referentes de la época pre-tiquitaca. Él me dio una de las alegrías del fin de semana, sin pretenderlo, cuando explicaba a otros futboleros de su quinta el espectáculo que estaban contemplando: “Ricardinho tiene algo diferente. Piensa un segundo antes que el resto y se esfuerza siempre un poco más que los demás. Da gusto verle”. Que el mundo del fútbol ya reconozca y ayude a este deporte, como por ejemplo hace LaLiga económicamente, es vital para su consolidación. El día que el propio fútbol sala deje de modificar su reglamento cada solsticio ya estaremos ante el panorama soñado y perfecto. La charla de Pichón Alonso, de verdad, es algo más que una anécdota aislada en mitad de esta sublevación gloriosa del Jaén a lomos de Chino. Marca un cambio de tendencia. Por fin, todos hablamos de ídolos y no de señoritos.