Un Madrid de contradicciones
Agilidad con balón. La expresividad ofensiva del Madrid apareció en el Bernabéu para ventilar la visita de un Girona admirable. Los de Zidane encontraron la fluidez en la circulación para compensar el desaliño defensivo en el balón parado. Las diferentes alturas entre jugadores fue decisiva.
Lucidez alemana. La facultad creativa de Kroos ordenó la precisión madridista. Casi la mitad de los pases del alemán fueron hacia delante (44). Los movimientos por dentro de Lucas y Asensio, a los que se sumó Benzema, propiciaron los envíos entre líneas que averiaron al Girona.
Como enlace. La posición de Asensio, con autonomía para dejar constantemente la banda y actuar en el interior, enchufó el juego del Madrid. Recibió 16 entregas de Kroos y diez de Kovacic. El contexto impulsó la jerarquía de Cristiano como delantero. Sus goles dejaron como anécdota preocupante las desatenciones blancas.
Superado. Tres goles del Girona y los tres de estrategia. La defensa combinada, con las siguientes marcas individuales (Marcelo-Portu, Kroos-Ramalho, Varane-Bernardo, Nacho-Juanpe y Carvajal-Stuani), hizo aguas. Dominó Stuani de forma facilísima su duelo con Carvajal (emparejamiento dudoso de Zidane) y Nacho perdió a Juanpe en el 5-3. El Madrid se lo tiene que hacer mirar.
Corte de Lucas
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Lucas se ofrece a Kovacic para recibir con ventaja en el carril central, muy cerca de Benzema. Dinamismo como origen del 2-1 de Cristiano.
Desde el lateral
Carvajal lanza un balón al espacio para el desmarque de Asensio. Los dos laterales del Madrid también fueron generadores en situaciones de construcción.
