Jaén, paraíso del fútbol sala
Pocas ciudades merecen tanto una alegría como Jaén, desaparecida del fútbol de élite hace años pero en la cima del fútbol sala, un deporte que la ciudad siente como suyo desde los viejos años del Oliva Secavi, campeón de Europa en 1991 y que se juega en cualquier rincón. Esta ha sido la Copa de Chino, un jugador fabuloso que levantó una semifinal que parecía imposible y fue el más listo del Palacio para cortar y marcar el gol de la victoria en la final. Nadie como su entrenador, Daniel Rodríguez, simboliza la gesta del Jaén. Un chico humilde del Gran Eje que ha dedicado su vida al fútbol sala. Lo jugó, y con mucho acierto, durante sus años de adolescente en el viejo Distrito 2. Salió de Jaén para ganarse la vida pero continuó forjándose y formándose. Un tipo ejemplar, que vive y hace Jaén y fútbol sala como pocos.
Se podrían decir muchas cosas sobre el título de Copa del Jaén pero la que resultó más emocionante sin duda fue su enorme voluntad de ganar. El viernes anduvo nervioso porque se sintió favorito y no resolvió hasta el final el partido contra el Cartagena. El sábado levantó un partido imposible en los dos últimos minutos contra Zaragoza y este domingo…, este domingo Dani pidió tiempo muerto con 3-1 y le pidió un gol a sus chicos. No cayó en la ansiedad, no se precipitó con el portero jugador y escuchó lo que le decía la grada. “Jaén nunca se rinde." A veces sale y a veces no, pero el partido siguió exactamente el curso que había planeado. Marcó Carlitos en toque afortunado y marcó Dani Martín, un jugador con un corazón enorme. El éxtasis lo puso Chino. Jaén ya puede celebrar su Copa. Nadie lo mereció tanto. Paraíso del fútbol sala. Y paraíso interior. Conózcanla. Es mejor incluso que su equipo de fútbol sala.