La Juve y su obsesión de siempre
Cuando, tras el empate del partido de ida, a Allegri le empezaron a preguntar sobre la posibilidad de quedarse sin Champions League, el entrenador bianconero perdió los papeles: “Si alguien pensaba que hubiéramos podido vencer 4-0, que se encuentre un médico, y muy bueno. En la Champions jugamos para ganar, pero no somos favoritos”. En el fondo, tiene razón: la Vecchia Signora no tiene los presupuestos de PSG, Manchester City, Barcelona o Real Madrid y pedirle que coloque la victoria de la Champions entre sus objetivos principales, quizás, es demasiado. Sin embargo, en los últimos tres años los juventini llegaron a la final en dos ocasiones, sumando siete segundos puestos en la máxima competición continental. Para un conjunto que domina casi sin rivales el fútbol italiano, es imposible negar que quedarse con la Orejona se ha convertido en una obsesión. Por eso, aunque el técnico (con razón) lo niegue, hoy el equipo bianconero se juega un buen trozo de su temporada.
Quedarse en los octavos sería un golpe demasiado duro, sobre todo ante un rival muy bueno como el Tottenham, pero asequible. Dybala, el sábado, marcó a instantes del pitido final el gol que sirvió para tumbar al Lazio y dar un golpe sobre la mesa en la pelea por el scudetto con el Nápoles: los juventini se aferran a su regreso para esperar en una clasificación que, tras lo ocurrido en Turín, sería una hazaña. No obstante, en los momentos decisivos y complicados, la Juventus de Allegri siempre dio sus mejores respuestas: con o sin jugar bien, suele ganar. Algo que en Turín no es importante, sino ‘lo único que importa’.