Cristiano estuvo en todas partes
Entre toda la presencia abrumadora del Madrid en París, destacó el de siempre en la grandes noches. Cristiano mostró sus ganas, exigió a todos, incordió a los defensores y marcó. Pero esto último lo hizo cuando menos participó. En la primera parte, adquirió responsabilidades (demasiado a menudo) que pertenecen normalmente a Kroos y Modric. Son esos toques de balón en el centro del campo que parecen inofensivos, pero que ayudan a crecer en confianza al equipo que está diciendo, aquí, en París, mandamos nosotros. Aparecía en las bandas cuando Lucas Vázquez y Asensio ya estaban, se echó atrás, pero Kovacic se bastaba.
En la segunda mitad se hizo más concreto, conciso. El tanto vino en una jugada en la que Cristiano estuvo lejos del balón y apareció al final para poner el punto final al párrafo que escribieron Asensio y Lucas. Cuesta encontrar históricamente un ariete mejor.