20 minutos de Iniesta y un gol de Messi
Veinte minutos magistrales de Iniesta y un impecable golpe franco de Messi, que puso el balón en la escuadra. Eso dejó un partido del que esperábamos tanto y se quedó en menos. El principal déficit hay que achacárselo al Atlético, que estaba obligado a más. En cierto modo, era el aspirante, pero no se comportó como tal. Se metió en su campo hasta el gol del Barça y sólo tras él se movió hacia arriba. Luego, sí, según avanzaba el partido, Simeone fue modificando su alineación, siempre en dirección al atrevimiento: menos defensas, más delanteros. Todos sus cambios fueron ofensivos (obligado te veas) pero los artistas no comparecieron.
Entiendo mal que el Atlético saliera tan cerrado. Echarse el Barça tan encima es un peligro, que se puede traducir de cualquier forma: en un rebote, en un acierto de Luis Suárez... o en alguna genialidad de Messi. Esperando así, además, el Atlético perdía una baza, la de su acogotante despliegue físico. Apretando al Barça le hubiera obligado a mayor desgaste y hubiera sido bueno, porque el líder estaba cansado. Sergio Busquets se quejó razonablemente tras el partido de la mala jugarreta del calendario, que les obligó a jugar el jueves por la noche en Las Palmas, regresando a Barcelona a las cinco de la madrugada del viernes.
Luego, sí. En la segunda mitad el Atlético hizo ese esfuerzo y apuró al Barça, pero su defensa respondió. Ter Stegen tuvo el balón cerca, pero no necesitó hacer ninguna parada. Ni Griezmann ni Diego Costa ni los que se fueron incorporando pudieron menear ese bloque defensivo bien ajustado, en cuyo centro Piqué y Umtiti reinaron con solvencia y poderío. Así fue como el Barça, aunque no quiera echar las campanas al vuelo, remató la conquista de esta Liga. Contó, claro, como casi siempre, Messi, y bien lo recordó al final del partido Simeone. Pero también contó (también lo dijo) el trabajo de un equipo que en las duras supo sufrir.