El Real Madrid prospera pero no gobierna los partidos

Avanza el Madrid con su impresionante promedio de goles en los últimos partidos, la mejor vitamina para afrontar la recta final de la temporada, que en este caso remite a la Liga de Campeones. Apoyado en la reciente sucesión de victorias, el equipo se prepara para la vuelta de París, donde se medirán un buen número de cuestiones: el desempeño defensivo, hasta ahora sospechoso (en Leganés tampoco consiguió sellar la puerta), el peso de la baja de Marcelo, y quizás de Modric, la respuesta de Benzema en la capital de su país y la contribución de Gareth Bale, que añadió nuevas preocupaciones sobre su estado anímico.

Todos los partidos llevan al Parque de los Príncipes en estos momentos, y todos emiten señales más o menos claras del equipo. Ninguna resultó más sospechosa en Leganés que la dificultad del Madrid para gobernar los partidos con la autoridad que se le supone. Es un defecto grave que no ha corregido desde el comienzo de la temporada. Concedió el primer gol en un error defensivo que aprovechó Bustinza con un tremendo mérito. Su afán por marcar fue superior al de los defensas por evitarlo.

La reacción fue inmediata, con las excelentes prestaciones de Asensio y Lucas Vázquez. Habitantes del banquillo durante la mayor parte de la temporada, los dos han destacado en las últimas semanas, en la misma medida que han decepcionado Benzema y especialmente Bale. De repente juegan y son indiscutibles. Zidane, que parecía decidido a tirar de los clásicos, ha reparado en las posibilidades que ofrecen Asensio y Lucas Vázquez. Por rendimiento, lo merecen.

El Madrid presionó con insistencia y orden en el primer tiempo. Se explicó cómo se espera de un equipo plagado de excelentes jugadores. Benzema elevó sus prestaciones y Casemiro proclamó porqué es insustituible. Cerró la mejor jugada del partido con un gol extraordinario. El Madrid no completó, sin embargo, un segundo tiempo parecido. Perdió el hilo al encuentro, se evaporó y terminó enredado en un juego insustancial.

Le ha sucedido en tantas ocasiones que se puede definir como un modelo de comportamiento. Es la peor noticia antes del duelo de París. El PSG no es el Leganés. Dispone de varios jugadores (Neymar, Mbappé y Cavani a la cabeza) capaces de liquidar a cualquier rival que se duerma. El Madrid tiene tres partidos de Liga por delante para afinarse en este aspecto, esencial para ahorrarse problemas en el Parque de los Príncipes.

Theo fue titular en Leganés, con una nota discreta. Se le han atribuido más responsabilidades de las reales en los peores meses del equipo, pero ahora tiene la oportunidad de acreditar sus cualidades. Es un jugador jovencísimo, 19 años, sin muchos de los conceptos que definen a los buenos laterales, aunque dotado de unas condiciones fenomenales. Por ahora está lejos de la titularidad en París, donde todo apunta al versátil y eficaz Nacho como recambio de Marcelo.

Si la victoria en Leganés refuerza la idea de un Madrid más engrasado, la ausencia de Bale entre los titulares obliga a pensar en un problema serio. O está aquejado de alguna molestia que no se ha comunicado oficialmente, o el delantero galés ha entrado en una espiral de desánimo. En el primer tiempo no se calzó las botas, una señal de dejadez pocas veces vista en un banquillo. Ingresó a última hora, manifestó su enorme poderío en una jugada y no dio más señales. El futbolista galés es un enigma en movimiento.

Por lo visto en los últimos partidos, está muy lejos del jugador que regresó de la lesión en Balaídos y fue el mejor del Madrid con diferencia. Aquel día se erigió en la gran esperanza de un Madrid que decepcionaba. A estas alturas, Bale no invita a la confianza