City, Barça y Bayern vuelven más fuertes y De Bruyne se pronuncia 'De Bruh-nah'
City-Basilea. Dos meses dan para mucho. Ese es el tiempo en el que hemos vivido sin Champions League, cambiando el calendario de 2017 por el de 2018 y aguardando las eliminatorias a cara o cruz que hoy echan a andar. Lo hacen con el Manchester City como máximo favorito en las apuestas (por delante de PSG y Bayern Múnich) gracias a su firme caminar por la Premier (líder con 16 puntos de ventaja sobre el United) y a la pareja de baile que le ha correspondido en suerte en los octavos de final: el a priori cómodo Basilea.
Más diferencia. Dos meses dan para caer y caer hasta un punto en el que es difícil seguir haciéndolo. Como el Real Madrid, que se despidió temporalmente de la Champions con el 3-2 frente al Borussia Dortmund del pasado 6 de diciembre. Entonces, los de Zidane eran cuartos de LaLiga a ocho puntos del líder, el Barcelona, y el Clásico asomaba dos semanas después con la ilusión blanca de que la brecha se redujera. Ahora son 17 los puntos que separan a madridistas (que siguen cuartos) y azulgranas.
En dos meses. Dos meses dan para eso, para ir perdiendo gas en la competición nacional, pero también para lo contrario. Es lo que le ha sucedido al Barcelona (sacaba cinco puntos al Valencia y ahora siete al Atlético), City (líder de la Premier en diciembre con ocho puntos sobre el United, al que ahora aventaja en 16), Bayern (sacaba seis puntos al Leipzig y ahora 18) o PSG (nueve puntos sobre el Lyon el 3 de diciembre y 12 ahora sobre el Mónaco). En los dos casos que completan las grandes ligas, ni frío ni calor: Juventus (tercera a dos puntos del Inter en diciembre y actualmente segunda a un punto del Nápoles) y Oporto (empatado como líder con el Sporting en diciembre y ahora al frente de la Liga NOS con dos puntos sobre el Benfica).
Di María. “El himno de la Champions League transforma al Real Madrid”, reconocía ayer Di María en la web del PSG. Cierto. Esa sintonía forma parte de los intangibles, de ese no-sé-qué capaz de hacer cambiar milagrosamente el juego de un equipo. De hacer fácil lo que parece difícil. Como difícil se antoja el nombre de algunas estrellas que hoy vuelven a la Champions y para los que la UEFA ofrecía ayer una guía de pronunciación (en inglés). Como Taulant Xhaka (Tow-lant Jacka), Clément Lenglet (Clay-mon Long-lay) o Kevin De Bruyne (De Bruh-nah). Con lo fácil que es pronunciar Messi. Y lo difícil que es pararle.