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"Sioví, Siovás, cada día te quiero más..."

El sueño de jugar la final de Copa en el Wanda Metropolitano no parece tan utópico para el Leganés, consumido el primer capítulo de la semifinal ante el Sevilla. De hecho, el horizonte es un poco más despejado para los pepineros que cuando el Madrid ganó en Butarque con aquel solitario gol de Asensio. Entonces, nadie daba una perra gorda por los de Garitano. Quién sería el osado de hacerlo. El Lega iba en desventaja y jugaba en el Bernabéu. Ahora la esperanza es mayor. Es un 1-1, aunque se vaya al infierno del Pizjuán, que en las noches importantes casi siempre lo es. Y todo gracias a un griego que ha caído de pie en Leganés: Dimitris Siovas.

Es un tipo desgarbado con su zurda, un defensa tosco, pero seguro. Llegó en el mercado de invierno de la temporada pasada y se ha hecho hueco fijo en el corazón de la afición y en los esquemas de Garitano. Y más con el gol que ha marcado al Sevilla, casi sin quererlo, con la inestimable ayuda de Sergio Rico. Un gol de muchos quilates para la vuelta, porque de la depresión por el tanto de Muriel se ha pasado a tener un 'chute' de moral que puede ser de gran ayuda en Sevilla. Y más si el domingo se gana el derbi del sur de Madrid al Getafe.

El Leganés no se rinde nunca. Lo lleva en su ADN. Y si no, recuerden lo que ocurrió en la vuelta de cuartos en el Bernabéu. Allí también estuvo Siovas, que celebró por todo lo alto el 'pepinazo' y al que un servidor le va a cantar lo mismo que la afición del Leganés cuando entra en estado de ebullición al ver al griego venirse arriba: "Sioví, Siovás, cada día te quiero más...".