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Victoria para el recuerdo

Fue una de esas victorias que no se quedan en un simple partido, sino que se recuerdan durante años, por la manera de jugar en ataque y en defensa, por la aportación de Corrales y de Sterbik, por la generosidad de Morros, de Guardiola, de Cañellas, por el juego excelente en ataque de Gurbindo, de Entrerríos, de Sarmiento, de Aginagalde.

España completó una soberana hora de juego ante uno de esos equipos sobresalientes, y lo hizo de una manera perfecta, por juego y quitándose de encima la presión de superar a un rival que nos llevaba ganando muchos años seguidos, y al que todos daban favorito en una semifinal de un Europeo. 

Siempre he mantenido que en los grandes torneos las selecciones pasan por días malos, uno al menos, como el que los Hispanos tuvieron ante Eslovenia. En este encuentro le tocó a Francia, que no encontró la manera de contrarrestar a los nuestros. Vi al seleccionador Dinart intentándolo todo, controlando la situación, apostando por los jóvenes para revertir el marcador, pero fue imposible. Era lógico, porque Francia es una gran selección, que rebajase la diferencia, porque no iba a salir escaldada por nueve goles o más, pero este partido siempre lo vi ganado, porque además la suerte estaba de nuestro lado, los rebotes cayeron en nuestras manos cuando en otros partidos iban para el rival.

Por ejemplo, Sterbik consiguió parar tres penaltis, pero además quedándose con el balón; Dumoulin dos, pero el balón volvió a España, y conseguimos tener más tiempo y segundas opciones. La suerte también influye cuando se miden dos potencias.