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Redención por todo lo alto

El Sánchez Pizjuán y el Sevilla han sellado su reconciliación con una fiesta de las que tardan en olvidarse. El conjunto que adiestra Montella parece haber decidido ganarse el perdón con sus actos por la vía rápida. Y colarse en una semifinales de Copa eliminando a un enemigo íntimo como el Atlético después de que nadie diera un duro por los sevillistas es una magnífica forma de redimirse. Volvió la comunión de antaño, volvió a rugir la grada que gana partidos y volvió el Sevilla a parecerse al equipo que tantos años lleva haciendo soñar a su parroquia. Además, hubo tiempo para la redención de jugadores señalados, como Rico, Muriel, Correa o Franco Vázquez. Especialmente éste último, al que se le había cogido ojeriza y que lo tiene todo para poner bocabajo el Sánchez Pizjuán.

Hubo hasta tiempo para la mofa, cuando todo el estadio pidió al Cholo Simeone que sacara a Vitolo. No lo hizo puesto que no le quedaban cambios, pero el canario se fue por segunda vez esta temporada con la cabeza gacha de Nervión. No se olvida la forma que tuvo de marcharse y no se le va a perdonar, probablemente, jamás, pero los sevillistas quieren que vuelva mucho si el resultado es el mismo. Mención especial para Montella, que empezó en Sevilla con el pie izquierdo y al que ni las lesiones de última hora le afectan ya. Arriesgó con Navas en el lateral derecho y la apuesta fue ganadora. Vuelve el estado de felicidad al Sánchez Pizjuán.