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Lo de mañana es otra cosa

Ni siquiera tras la excesivamente abultada derrota ante el Sevilla ha cundido el desaliento entre la parroquia perica, que disfruta una semana de inusual protagonismo que algunos medios lamentablemente solo nos otorgan cuando entramos en colisión con el universo Barça. Por eso, los que intentan persuadirnos de que despertaremos abruptamente del sueño se equivocan: ya hemos ganado. Nuestro triunfo es haber llevado la eliminatoria al Camp Nou y obligarles a hablar de nosotros durante siete días con indisimulado fastidio. Lo que pase mañana es otra cosa. Si la lógica de los millones se acaba imponiendo, ellos no lo celebrarán mas allá de enviar cuatro whatsapps al cuñado perico y diez minutos de su habitual fanfarronería. Y a otra cosa. Pero nosotros cerraremos hasta el último bar de Barcelona y haremos de esa noche una leyenda. Y si no, a modo de revancha aún nos quedará el  ‘extended play’ del derbi de la Liga. 

Así como la clave de la ida fue llegar a la vuelta, ahora es mantener viva la eliminatoria el máximo tiempo posible. Pensar en no encajar es utópico, hay que mentalizarse de que habrá que marcar. No rendirse, administrar la ansiedad. Saber por ejemplo, que un 2-0 a diez minutos del final nos da serias opciones de pasar. ¿Lo firman?