La traca final de la Vuelta
El recorrido se convierte en la estrella de la Vuelta, por si acaso luego la participación no acompaña… Aunque también suele acompañar. Si tengo que señalar una etapa de esta edición es la íntegra en Andorra, dura y explosiva, con seis puertos concentrados en 105 kilómetros. La jornada está inspirada en aquella que se celebró en 2015 con victoria de Mikel Landa. Apunten el nombre. Ahora se ha colocado estratégicamente el penúltimo día, como se hizo el año pasado con el Angliru o el anterior con Aitana. Otro sello oficial. Quizá me sobra el final en alto en la etapa previa de La Rabassa. En general prefiero la combinación de otras alternativas, más variantes, con montañas que no sólo se suben, también se bajan. Cada aficionado tiene una Vuelta en su cabeza. Pero el modelo de Guillén ha funcionado, así que renovaremos el voto.