Ayer le preguntaron a Zinedine Zidane lo que le habían traído los Reyes Magos. El entrenador dijo que nada, que no hubo ningún regalo para él. Me parece muy injusto ya que se ha portado muy bien en los últimos doce meses. Ha sido simpático y respetuoso con todo el mundo, incluso con las personas que se metieron con él. Ha ofrecido sonrisas en cada aparición pública y, sobre todo, ha llevado al Madrid a realizar el mejor año de su historia con estos sublimes cinco títulos. Por ello, creo que deberían hacerle al míster algunos regalos. Primero, y sé que es lo que más le ilusionaría, los aficionados deberían cuidar un poco más a los chicos de Zizou. No ir al Santiago Bernabéu a pitar a Cristiano Ronaldo, no insultar a Karim Benzema, no menospreciar a Keylor Navas, no dudar del profesionalismo de los miembros de una plantilla campeona de todo, entre tantas barbaridades que hemos podido oír en los últimos meses. Muchos seguidores se han mostrado, creo yo, bastante poco agradecidos.

Podríamos desearle que la suerte le acompañe un poquito más y que las lesiones respeten al vestuario para que Zidane pueda usar todas sus armas en las múltiples batallas que se avecinan. Que los árbitros sean justos y que no se quieran lucir a costa del Madrid también representaría un obsequio que el entrenador aceptaría con alegría. Además, espero que el 2018 le ofrezca a Zizou la posibilidad de poner en su vitrina el único trofeo que le falta: la Copa del Rey. Y, sobre todo, deseo que la vida le dé la fuerza necesaria para seguir así. Siempre así.