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El suplente Isco, el titular Benzema y la imperiosa necesidad de fichar

El ojito derecho de Zidane. Hay jugadores de entrenadores. Benzema es a Zidane lo que Isco a Lopetegui. El francés tiene debilidad por su compatriota y puede que, en el rescate infinito, se caiga con todo el equipo. Por mucho que le quieran buscar un sustituto a Keylor, el que lo necesita de verdad es Karim. Más pronto que tarde. Por si las estrellas no se alineasen, Harry Kane se sale en la Premier como goleador del año natural y en apenas dos meses vendrán Mbappé y Neymar a mostrar credenciales con el PSG. El Madrid no puede dejar pasar otra ventana de mercado, con LaLiga prácticamente perdida. Ya que no cree en Borja Mayoral como el nuevo Morata, es trascendental reforzarse con otro delantero ya.

Un jugador incuestionable. Más allá del rendimiento puntual, de la intermitencia propia de un futbolista de seda, el error de la alineación de Zidane en El Clásico no fue apostar por Kovacic, sino sentar a Isco para ello. El malagueño debería ser al Madrid lo que Iniesta al Barcelona. Dicho esto, es una injusticia personalizar el batacazo liguero del Madrid en la alineación del croata. Es verdad que comete un error en el pasillo que le abre a Rakitic, por estar demasiado pendiente de Messi, pero no es menos grave la presión de mentira de Kroos a Busquets o la lamentable falta de intensidad de Modric y de Marcelo en el repliegue de ese contragolpe.

El gran Zizou. Tantas veces atinado, Zidane pensó en minimizar a Messi y acabó empequeñeciendo al Madrid por su mensaje de equipo menor. En el Bernabéu, que se preocupen los rivales. Lección aprendida para la visita del PSG. Sería un drama despedirse de LaLiga en diciembre y de la Champions en la primera semana de marzo, después del majestuoso 2017. Al menos, Zidane, tras sus numerosos aciertos, tiene la grandeza de asumir las consecuencias de sus errores. No como otros.

A propósito de Berizzo. Aún me pregunto cuándo se heló ese corazón que late gritando Sevilla. El técnico argentino no ha sido víctima de los resultados, por supuesto, ni del mal juego de las últimas tres jornadas, sino de las batallas intestinas entre Pepe Castro y Del Nido. El cásting para encontrar un sustituto —Gracia, Tuchel, Montella— es la evidencia de la pérdida de rumbo.