Rectificar (tarde) es de sabios

En ocasiones, tendemos a simplificar la realidad. Es humano quedarse con la tonalidad predominante y no reparar en los matices. Y eso suele ocurrir cuando hablamos de Quique. Cornellà-El Prat pasó de pedir su despido (o dimisión) a ver cómo su equipo tumbaba a un gigante como el Atlético y cómo la séptima plaza se volvía a colocar a cuatro puntos.

La figura de Quique ha estado y sigue estando discutida, aunque los resultados cambien esa tonalidad. Creo que no se puede poner en duda la sapiencia del entrenador, su equipo de trabajo ni su intención de que el Espanyol tenga un modelo de juego que, gustará más o menos, pero existe, algo que ya es un logro teniendo en cuenta el pasado más reciente. Lo que se le discutía a Quique (y quizás los dos últimos partidos así lo han corroborado) era su inmovilismo, en ideas y sistemas. Los equipos son líquidos y evolucionan, y los entrenadores son presos de sus decisiones. En los últimos tiempos fueron desacertadas, como la de tener 25 jugadores en la plantilla. Pero rectificar es de sabios, aunque sea tarde.  Nadie le pide a Quique la luna, sino que sea racional y que su equipo aspire a ser séptimo. Es posible porque hay plantilla. Ya lo dijo Perarnau.