¿Es posible disfrutar de un Clásico siendo del Barça o del Real Madrid?

La estética. Demos por supuesto que si usted está leyendo este artículo le interesa el fútbol. O le gusta, le apasiona, o por lo menos le entretiene y puestos a aficionarnos a algo, que no se respire miseria. Vamos a lo grande: el Real Madrid y el Barça. El enfrentamiento entre Messi y Cristiano. Una fiesta del deporte que disfrutan más los no alineados que los militantes. Siendo honestos, los madridistas y los culés tenemos una tara. Somos los únicos que sufrimos el mejor partido del mundo, mientras que los seguidores de Chacarita, del Flamurtari, del Río Ave y del Puerta Bonita, por ejemplo, se lo pasan pipa viendo un partido que los millones de seguidores de uno y otro equipo sólo ven en clave de éxito o derrota. Recuerdo finales entre los Celtics de Bird y los Lakers de Magic dispuesto a disfrutar de un espectáculo excelso sin que me importara el resultado. Me sentía como el que escucha a Carmen McRae, a Sinatra versionando a Cole Porter o leer a Melville. En serio, me encantaría experimentar la sensación de ver un Clásico asépticamente. Disfrutando del mejor espectáculo del mundo del fútbol. Vibrar con cada gol, emocionarme con cada jugada admirar a unos y a otros mientras veo esos noventa minutos como si fueran los últimos de mi vida. Qué bonito debe ser ver ese partido sin que te importe el resultado.

Excusa patillera. Y yo tengo un pase, una excusa patillera en verdad. Como esos partidos hace ya más de 30 años que me los tomo como trabajo impongo un filtro aséptico en el que priorizo mi tarea por encima del resultado. Ni siento ni padezco (ejem). Pero me doy cuenta de que llevo años sin ver un Clásico en un bar con amigos, o en casa solo, gritándole a la tele, o dando vueltas por el parque. O con los ojos de un aficionado del Chacarita, del Flamurtari, del Rio Ave o del Puerta Bonita. ¿Y saben qué pasa? Que busco algo parecido y no lo encuentro. Sintonizo un Liverpool-United, un Bayern-Dortmund o un Juve-Inter buscando esa sensación. Y ni de coña. Nada es comparable al Madrid-Barça. Habrá rivalidades incluso más enconadas, pero ni una reúne tanta calidad como ésta. No sabemos lo que tenemos.

Cuidémonos. Nada mejor para el partido que el respeto. El Barça debería hacer el pasillo siempre que el Real se tomara ese gesto como un homenaje y no como un sometimiento. Utopía. Quien fuera del Flamurtari...