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Sangre joven, sangre necesaria

Se había desvanecido la presencia de los jóvenes en el Real Madrid, más dividido que nunca en la ecuación titulares-suplentes. Después de la perfecta mezcla que resolvió la temporada anterior con dos títulos (Liga y Copa de Europa), todo indicaba que Zidane había perdido la fe en los nuevos, una generación integrada esencialmente por un grupo de jugadores que se había distinguido en las selecciones Sub-19 y Sub-21. Vallejo, Ceballos, Llorente, Mayoral y Asensio pertenecen a esa generación. Theo Hernández, no. Ha preferido mantener su vínculo con la selección francesa, pero está claro que pertenece a la misma añada. Todos son muy jóvenes y muy prometedores futbolistas. Es probable que no estén en condiciones de producir el mismo superávit que Morata, James, Pepe, Danilo y compañía, pero el Madrid les necesita.

Jugaron los chicos, incluido Achraf, frente al Sevilla y funcionaron más que bien, ayudados por el favorable viento del partido. El Sevilla jugó con desgana y desorden. Acentuó más que nunca su tendencia a olvidar que el primer tiempo también existe. Recibió tres goles contra el Liverpool, dos contra el Villarreal, uno en Maribor y cinco en el Bernabéu, todos en la primera parte. Ayudó mucho el Sevilla al buen desempeño del Real Madrid, pero los jóvenes siempre dieron la impresión de estar por encima del desafío. Cumplieron con nota, y algunos, como Achraf, con una nota excelente. En cuanto a Asensio, confirmó que es un titular de cuerpo entero.

El Madrid apenas había variado de alineación en el último mes y medio, con malos resultados: derrotas en Girona y frente al Tottenham en Londres, empates con el Atlético y el Athletic en el Metropolitano y en San Mamés. Si el equipo no ganaba con los titulares, cabían dos preguntas: ¿Eran necesarios cambios en el equipo?, ¿por qué no se producían? La respuesta que flotaba en el ambiente estaba relacionada con la desconfianza en los jóvenes suplentes. Jugadores como Mayoral o Ceballos, que recibieron su oportunidad en Anoeta y Mendizorroza, en los dos casos con éxito, desaparecieron totalmente. Algo parecido sucedió con Llorente y Theo. Hasta Asensio perdió presencia entre los titulares.

Imprescindibles. Este grupo de jugadores no tienen 100 partidos en Primera División, no han disputado Mundiales ni Eurocopas como sus prestigiosos predecesores, pero son imprescindibles para el Madrid, más aún para este Madrid con bastantes jugadores por encima de los 30 años. No se puede exprimir hasta la última gota a los ganadores de Cardiff, como se ha acreditado en el resultado y en el juego. El equipo ha pedido a gritos lo que pueden ofrecer los jóvenes: optimismo, energía y naturalidad. Por supuesto que son más proclives a los errores y que nadie aparece en un campo de fútbol para borrar del mapa a gente como Modric, Kroos, Marcelo, Benzema y compañía, gente que estará en todos los partidos importantes, pero que necesitan descanso y sentir que tienen competencia en la plantilla.

Lo mejor de la nueva generación se verá en tres o cuatro años. Algunos serán figuras del fútbol. La mayoría seguirá en el Real Madrid, un club que no espera a nadie. O se funciona inmediatamente o se desaparece. Frente al Sevilla, los suplentes hicieron su trabajo perfectamente. Despejaron dudas, jugaron con personalidad, permitieron el descanso de algunas figuras y animaron al optimismo de la hinchada, que teme como a un tornado cualquier concesión a la rutina. Y algo de eso se apreciaba en el Madrid.