Cristiano tiene dudas, y es lógico

Cristiano tiene contrato hasta 2021 y ha llegado a sus oídos que el Barça ha dedicado los 222 millones de Neymar a la renovación de Messi. También ha llegado a sus oídos que ahora su sueldo, que sobrepasa por poco los 20 millones, es la mitad de lo que cobra el argentino. No hay detalle que explique mejor que Cristiano decidiera no regalarle ni una sonrisa a su presidente cuando coincidieron en el escenario de la primera planta de la Torre Eiffel en la entrega de su quinto Balón de Oro, número al que ha llegado por su obstinada capacidad de superación. Y quiere que se le reconozca, lógico.

Quizá a Cristiano se le pase por la cabeza que el futuro del Madrid sigue estando en él, aun con sus 32 años. Él ganó la última Champions con sus diez goles en las tres rondas finales. Quizá piense que el pasado verano Florentino estuvo hablando con Mbappé con la esperanza de que uno de los tres de la bbC saliera. Y no tiene pinta de que ese uno fuera Benzema o Bale, si al galés no lo vendió cuando Mourinho lo pedía a voces. Quizá sepa que ser un fichaje de Calderón y Mijatovic es un hándicap que arrastra en cada renovación. Igual le ha dado a Cristiano hasta por pensar cómo es que Florentino busca financiación para recubrir el Bernabéu de una tela metálica en lugar de buscarla para asegurar que se quede un jugador cinco veces Balón de Oro... como Messi.