Unzué no es ni Lucho ni Berizzo

Lleva casi cinco meses dirigiendo al Celta y Unzué aún es un desconocido para buena parte de la afición e incluso para alguno de sus pupilos. Tan discreto como moderado, la figura de Luis Enrique lo eclipsó por completo durante su primera experiencia en Vigo. El trabajo en la sombra del navarro enamoró a Mouriño, que no dudó en ir a buscarlo cuando el Barcelona declinó convertirlo en el sucesor de ‘Lucho’. Aceptó el reto de relevar al entrenador más carismático que ha pasado por el banquillo olívico. Berizzo había llevado a los celestes hasta donde nunca antes habían llegado, a una semifinal europea. Lo logró gracias a un fútbol emocional, de buscar el cuerpo a cuerpo con el rival independientemente de su tamaño. Una locura que Unzué borró de la pizarra nada más tomar el mando.

Conservando el ADN ofensivo, ha querido implantar un modelo de dominar al adversario a partir de acumular posesión. Una idea que ha ido matizando porque los resultados no acompañaban y Aspas se sentía incómodo en la banda, encorsetado por la rigidez del 4-3-3 made in Barça. El Celta ha mejorado en las últimas jornadas, mientras su entrenador sigue buscando la mezcla ideal entre su pasión por la táctica y el desenfreno que le pide la grada y el vestuario.