La revolución de las Guerreras

Las Guerreras ya fueron quintas en el Mundial 2003, sextas en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004... Aunque entonces ni siquiera se llamaban así, eran simplemente la Selección femenina de balonmano, un grupo emergente que venía avisando de su potencial. La eclosión fue en el Europeo 2008, donde se colgó su primera medalla internacional: una plata. Desde entonces se alzó al podio hasta tres veces más: bronce en el Mundial 2011, otro bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, y plata en el Europeo 2014. Se subieron al tren del éxito del deporte femenino español, siempre dirigidas por Jorge Dueñas, el conductor del milagro. La Selección, ahora sí, quedó bautizada como las Guerreras, un sobrenombre que define sus señas de identidad: la lucha y la garra, no exenta de calidad.

España quiere mantener ese sello en el Mundial que comienza este viernes en Alemania, aunque ya queda poco de aquellas pioneras. Del equipo que conquistó la primera plata sólo sobreviven dos: Carmen Martín y Eli Chávez. Y del último subcampeonato continental, hace tres años, otras cinco más: Silvia Navarro, Nerea Pena, Lara González, Alexandrina Cabral y María Nuñez. Al frente tampoco está ya Dueñas, sino Carlos Viver, que ha revolucionado la Selección con una equilibrada mezcla de veteranía y juventud. Hasta siete de ellas debutan en una fase final. Fuera ha dejado a dos ilustres, Marta Mangué y Macarena Aguilar. Y otras muchas se han ido retirando progresivamente. Las ‘nuevas’ Guerreras de Viver debutan el sábado ante Angola con un listón alto y con la ilusión renovada. El espíritu sigue vivo.