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El gran evento de Valencia

Valencia ya tiene su gran evento: la Maratón Valencia Trinidad Alfonso EDP, que ayer vivió su XXXVII edición con récord de la prueba y de participación. Ese ‘escaparate’ al mundo que los políticos de Valencia buscaron en los años de bonanza, con regatas de Copa América que pocos vecinos entendían y un circuito carísimo de quita y pon de Fórmula 1, ese gran evento estaba en casa desde 1981, en concreto desde el 29 de marzo, el mismo día de la primera edición de la Maratón de Londres. Estar estaba, pero no se veía.

Gracias a Paco Borao y al resto de incombustibles de la Sociedad Correcaminos, ideólogos tras una sobremesa en el Bar Danubio de la prueba valenciana de los 42.195 metros, la Maratón Valencia sobrevivió durante años como buenamente pudo. El Ayuntamiento colaboraba con la prueba, aunque fueron muchas las ediciones en las que les mandaban a correr por la carretera de El Saler para evitar que se cortara el tráfico por sus calles.

Valencia, la ciudad, vivía hasta hace nada de espaldas a la Maratón. Pero la prueba tenía su gente, sus corredores, su arraigo. Había que creer en su potencial; transformar, primero, la indiferencia ciudadana en tolerancia y, después en participación; hacer del espectador parte de la fiesta. Y eso hizo la Fundación Trinidad Alfonso que preside Juan Roig y dirige Elena Tejedor, apostar (con capital privado) por un deporte tan popular como profesional. Y ahí radica su mística, porque por las mismas calles y a la misma hora corren tanto un atleta de élite que busca batir un récord del mundo como otro que lo hace para recaudar fondos para una ONG o, los más, por mero placer.