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RAÚL ROMOJARO

Márquez, un campeón de leyenda

Podía haber acabado igualmente campeón en Cheste con menos riesgos e incertidumbres... pero entonces no hubiera sido él.

No es sólo lo que hace, también cómo lo hace. Márquez tenía al alcance de la mano su sexto título mundial, el cuarto de la clase reina, y ha logrado el objetivo dejando su impronta, ese estilo que le hace tan especial. Es ya un piloto de leyenda porque nadie atesora semejante palmarés a su edad y también por la manera única en la que alcanza esas metas. Podía haber acabado igualmente campeón en Cheste con menos riesgos e incertidumbres... pero entonces no hubiera sido él. Debía intentar ganar porque el contexto le resultaba favorable y, aunque no lo consiguió, su pundonor nos ha regalado instantes de altísima emoción junto con la salvada del año, quizá de la historia del Mundial reciente: estaba en el suelo en la curva 1 cuando se aferró como nadie más sabe hacerlo a su sueño, a su ambición.

Con cualquier otro protagonista, la carrera de MotoGP hubiera apuntado a mero trámite, sin embargo cuando Marc entra en juego todo es posible. Dovizioso, merecido subcampeón, tampoco se rindió aunque el escenario no era el más propicio para exprimir sus escasas oportunidades. Lo intentó hasta que sus aspiraciones acabaron en la grava y tanto pundonor fue la guinda perfecta para un domingo de motociclismo del bueno: emoción, deportividad, coraje y, como en las pelis de final feliz, el triunfo del que sin duda ha sido el mejor piloto de 2017. Márquez ha conquistado su póker de títulos en la categoría grande con una Honda con muchas carencias, supliéndolas a golpe de arrojo y jugándose el tipo. Y todo con sólo 24 años. Lo mejor está por llegar, porque cada temporada su talento alcanza un nivel superior.