Los colores del Barça
Empezó rojo y fue degradándose el color del Barça, hasta el amarillo final. Fulgurante salida, con un Messi pletórico. Y luego, la nada, o la ambivalencia. Alcácer fue el color rojo del partido, el entusiasmo de renovar la posibilidad de seguir en el equipo. Lo celebró para él, para su hija por venir, se lo dedicó también a algún antepasado. Marcar por dos veces en el caso de este futbolista que parecía parte del desván de Valverde es un síntoma de esa especie de desvanecimiento que representó el juego azulgrana.
Nadie excepto Alcácer parecía ayer capaz de rescatar al equipo azulgrana de la tristura en que se metió en las partes centrales del partido contra el Sevilla. Pasó de aquel rojo al amarillo y se detuvo en el gris; hubo una jugada de Piqué que dio en el palo y que pareció un oasis esa llanura en que convirtió su fútbol. La defensa del Barcelona es ahora sin ninguna duda la línea más segura del equipo, el gol es un puro azar, y anoche incluso la defensa nos tuvo en vilo hasta que el árbitro señaló el final del partido.