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PEDALADAS

#Contador: el homenaje a un deportista con luces y sombras

Los medios especializados vivimos de las gestas de los deportistas. Y es bueno agradecérselo. Nuestra información está plagada de hazañas y de éxitos.

Alberto Contador, durante su visita a AS.
DANI SÁNCHEZ

Alberto Contador está de gira… Pero de gira suave, sin prisas. Después de la Vuelta a España ha ido atendiendo a los medios de comunicación. El pasado jueves, 2 de noviembre, nos visitó en la redacción de AS y se sentó a comer con nosotros. Durante casi cuatro horas se repasaron muchos asuntos de su carrera, que luego dividimos en dos capítulos tanto en nuestra edición de papel, como en la digital. La primera parte se centró más en sus inicios y la segunda recogía los principales cambios que ha experimentado el ciclismo en sus 15 años de profesional.

El encuentro tenía otro objetivo, más allá del informativo: rendir homenaje a un gran deportista español. Los medios especializados vivimos de las gestas de los deportistas. Y es bueno agradecérselo. Nuestra información suele estar plagada de esas grandes noticias, de hazañas, de éxitos y de historias de superación. Cuando las hay malas, también las hemos publicado y hemos profundizado en ellas. Nos gustan menos, pero no las evitamos.

La comida con Alberto Contador fue una comida amable, de reconocimiento, y nunca pretendió convertirse en un tercer grado. Surgieron los asuntos que surgieron. Su carrera, como todos sabemos, ha tenido luces y sombras. Y bien ha pagado ya por esas sombras. Ustedes pudieron leer todo en AS. Lo de entonces, entonces. Y lo de ahora, ahora.

Al hilo de esos capítulos, por cierto, escribí también dos columnas, que reproduzco a continuación:

El lado más humano de Contador

Alberto Contador visitó AS ya como ciclista retirado, pero todavía inmerso en una agitada actividad para cumplir sus compromisos con los medios, los patrocinadores, los organizadores... Jacinto Vidarte le racionaliza la agenda. Total, si algo tiene ahora por delante, es tiempo. Eso le permite estar más relajado y distendido que cuando era corredor, sin las amenazas del reloj y de las obligaciones del profesional. En esa situación pudimos departir este jueves durante casi cuatro horas con él... Y, claro, la cosa dio para mucho, por eso se lo vamos a relatar en dos días. Empezamos por el Alberto más humano, por sus inicios...

Contador nos contó cómo heredó la vieja Orbea de su hermano, cómo apretaba a Fran en sus primeras salidas, cómo ideó un manillar de contrarreloj para intentar batirle, cómo ahorró para comprarse un portabidones, cómo echaba quinielas para poder cambiar de bicicleta... Alberto conserva todavía aquella montura con cariño y otras muchas, más de cuarenta. Han sido sus herramientas de trabajo, su catapulta al éxito, sus amigas. Tanto en aquellos inicios, como en este último gesto, se deducen rasgos de su personalidad y entendemos por qué nunca se guardó un gramo de fuerza en la carretera.

Contador en blanco y negro

Alberto Contador perdió este año la Vuelta a Andalucía ante Alejandro Valverde por un segundo, que es la misma diferencia que dejó a Mikel Landa fuera del podio del último Tour de Francia ante Romain Bardet, después de 3.540 kilómetros de competición. El propio Contador volvió a sufrir experiencias similares durante 2017: cedió por dos segundos ante Sergio Henao en la París-Niza y por 17” otra vez ante Valverde en el País Vasco. El éxito en el ciclismo se mide actualmente en ventajas cortas, por eso resulta tan importante el cuidado del mínimo detalle. En sus 15 años como profesional, el de Pinto ha vivido en primera persona muchos de esos progresos que te permiten raspar el decisivo segundo. Desde su primera Giant TCR hasta su última Trek Émonda, han evolucionado las bicicletas. Por supuesto. Y muchas otras cosas...

También los desarrollos adaptados a los nuevos trazados, y los métodos de entrenamientos medidos en vatios, y la aerodinámica y ligereza de la ropa… Para hacernos una idea, Contador nos revela que un tejido te puede hacer ganar hasta un minuto en una crono. Y los autobuses de equipo, palacios rodantes que empiezan a causar problemas para pernoctar en los hoteles. Incluso el marketing, con las bicis expuestas al público en las salidas. Alberto se ha habituado a todo, pero también entiende que algunos avances frenan el espectáculo, sobre todo los famosos potenciómetros, que limitan la espontaneidad del corredor, que ahora conoce con exactitud su frontera física. En el fondo, Contador tiene espíritu de ciclista en blanco y negro. Por eso, sin dar la espalda a la modernidad, reclama el regreso a la inspiración.