Fue un derbi novedoso y muy especial, en el que primó, sobre todo, el buen ambiente. El primer Madrid CFF-Atlético de Madrid Femenino de la historia de la Liga Iberdrola se desarrolló en lo deportivo en función de lo lógicamente previsible. El debutante Madrid CFF se esforzó en plantar cara al campeón y colíder, pero acabaron imponiéndose los detalles de un Atlético ya veterano en la categoría.

No era la mejor hora para acudir a un estadio. Las dos de la tarde de un sábado es horario incómodo. Sin embargo, la afición respondió. El Madrid CFF no necesita llevar el Real por delante para ser ya un equipo grande. Decenas de niñas con la equipación del Madrid CFF estuvieron en la grada del estadio Matapiñonera, en San Sebastián de los Reyes, animando al primer equipo.

Me aclara Alfredo Ulloa, su presidente, que el club ya tiene 15 equipos y alrededor de 250 niñas. Eso en tan solo siete años desde que Ulloa creara el club porque su hija Paola, tan madridista como su padre, quería jugar al fútbol y no podía hacerlo en el Real Madrid, así que la opción era hacerlo en el Atlético. Muchas de las jugadoras que plantaron cara al Atlético, Paola, Alba, Ona, Laura del Río, Patri Mascaró… también entrenan a las más pequeñas del club. Las niñas tienen espejos donde mirarse. Y, más importante, un club que les permite poder soñar con ser futbolistas. Curiosamente, en blanco. Siento tener que decirlo, pero el Real Madrid ya llega tarde.