Una revolución para el tenis

Es la eterna pregunta: “¿A qué hora juega Nadal?”. “Depende”, suele ser la respuesta. Del turno, de la duración de los partidos previos, de la climatología si es al aire libre... El tenis y sus horarios. Bueno para canales temáticos que llenan horas de programación —el Masters 1.000 de París se extiende de once de la mañana a la medianoche— y malo para los generalistas y el aficionado, que puede volverse loco esperando o perderse algún set. Pues bien, la ATP experimentará la semana próxima en Milán nuevas reglas con sus nuevos tenistas, los que ha bautizado como NextGen. Reúne en un mini-Masters, del 7 al 11, a los siete mejores Sub-21 (Rublev, Khachanov, Shapovalov, Coric, Donaldson, Chung y Medvedev) y a un invitado italiano que ejercerán de conejillos de Indias para probar nuevas reglas.

Medidas encaminadas a agilizar el juego, hacerlo más atractivo para las televisiones y enganchar a un público joven. A saber: a cinco sets pero de cuatro juegos (tie-break con 3-3) y sin ventajas (con iguales se juega el punto definitivo). Un reloj en pista controlará los 25 segundos entre punto y punto y que el calentamiento sea sólo de cinco minutos. No habrá let en el saque: si toca la red y cae dentro, se sigue. Desaparecen los jueces de línea, y sólo habrá uno de silla porque el Ojo de Halcón será automático, no bajo petición. El tiempo médico se restringe a uno. El jugador y el entrenador se podrán comunicar (aunque no entrará en pista), acabando con el coaching. Y el público podrá moverse por las gradas a excepción de en los fondos. Más show. ¿Cuajarán los cambios? Hacen falta. Pero la tradición pesa.