El deporte de la revolución tecnológica

Los eSports son ya un fenómeno de masas que, aunque lleva entre nosotros desde principio de siglo, ha vivido un crecimiento exponencial en el último lustro. De la mano de las grandes compañías de telecomunicaciones y gracias a los avances tecnológicos han saltado del PC a los salones de la casa y se han convertido en uno de los principales entretenimientos para las generaciones más jóvenes. De la aventura inicial de unos soñadores que se juntaban para competir entre amigos ya no queda más que la idea. Ahora las series finales llenan pabellones, las marcas deportivas compiten por vestir a los grandes equipos, las estrellas tienen sueldos millonarios y los clubes tradicionales (PSG, Valencia, City, Santos, River Plate...) tienen ya su propia división de eSports. Un F-1 en marcha al que tratan de subirse organizaciones deportivas como la NBA y cuya prospección de audiencias le sitúa sólo por detrás del fútbol en menos de una década. Veremos.

Al igual que en otros deportes aún quedan muchos escollos por superar: reglamentación unificada, precariedad laboral, excesiva dependencia de los patrocinadores, dopaje físico y tecnológico, machismo, apuestas ilegales... pero cuenta con el impulso de lo nuevo y el dinero de las grandes compañías que ven en ellos una grieta para acercarse a unas generaciones que huyen de los canales tradicionales de comunicación y publicidad.