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Un Atlético que dio pena

Empate. La afición del Qarabag celebró el empate como si hubiera sido una victoria. No es de extrañar. Sinceramente dio pena el Atlético en el encuentro disputado en Bakú. Pocas veces he visto tan impotente al equipo del Cholo como en esta ocasión. Pena por ver centros laterales lanzados sin peligro, a la olla, a la desesperada... Pena porque con diez jugadores, el Qarabag se creyó que podía ganar. El equipo fue un manojo de nervios, cada uno por su lado, todo lo contrario de lo que debe ser un conjunto como el madrileño. El empate complica mucho la clasificación. El Atlético está jugando con fuego y lo puede pagar caro.

Bajón. No sé sabe muy bien el motivo, pero da la impresión de que el Atlético ha experimentado un pequeño bajón después del parón por selecciones. El equipo pareció como apático en algunos momentos de partido, lejos de esas ganas de antaño. Este Atlético no es el que espera la afición rojiblanca. Ni mucho menos. Sin ideas. Lo de los últimos minutos rozó lo esperpéntico. Éste no es el crecimiento que dice el Cholo.

Sin gol. Parece mentira que el Atlético tenga tantos delanteros y se presume de calidad. Griezmann no está enchufado, le falta chispa y se le nota. Gameiro no ha jugado y parece que no está para jugar mucho. Torres tampoco pasa por su mejor momento y sólo Correa da muestras de crear peligro al rival. Con tantos puntas y el Atlético no hace goles. No hace mucho fútbol y cuando lo crea, falla ocasiones claras. Y los rivales se crecen con el paso de los minutos.

Oportunidades. SImeone dio oportunidades a jugadores como Gameiro y Gaitán y no la aprovecharon. No disponen de muchos minutos, pero por lo visto no se hacen acreedores a muchos más. Desde principios de temporada hemos pensado que el Atlético tiene una de las plantillas más completas de su historia, pero hay algunos que se están ganando la puerta de salida. En realidad, es fácil cebarse con ellos, pero nadie ha rendido como se esperaba. El club hizo un esfuerzo grande por aumentar fichas, salarios y ahora los jugadores deben responder. Señores, así no.

Carrasco. Se marchó del campo con cara de pocos amigos y enfadado cuando fue cambiado. Con el primero que tiene que estar enfadado es consigo mismo. No le salió una a derechas y a un jugador de su calidad se le tiene que pedir mucho más. Carrasco no ha terminado de entender que por encima de todos está el equipo.

Bakú. La afición del Qarabag vivió a lo grande el partido, disfrutando desde el pitido inicial con la visita de un equipo importante del campeonato español. Y empujó, claro que empujó, como había pedido su entrenador en la previa. Azerbaiyán no tiene un gran nombre en el fútbol, pero sus jugadores tienen hambre, ganas, necesidad de darse a conocer y este tipo de encuentros sirven para esto. El estadio no se llenó, los que fueron se lo pasaro a lo grande. Y cuando acabó el partido festejaron el punto a lo grande.