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Rusia, ¡allá vamos!

La obra de Julen. Ya estamos en el Mundial de Rusia. Nos ha sobrado una jornada. A Israel podemos ir a hacer turismo y a que los chicos visiten el Muro de las Lamentaciones de Jerusalén. Aunque nosotros tenemos poco de qué arrepentirnos. Accedemos a una nueva cita mundialista con una hoja de servicios intachable. Sólo hemos cedido un empate (injusto porque en Italia merecimos ganar), hemos cantado 35 goles y De Gea sólo ha recibido tres. Los nuestros casi ni se abrazaron al final. Es una bendita rutina que nos acompaña desde Argentina 1978. Pero que nadie olvide que antes de aquello nos perdimos varios Mundiales. Y los que ya vamos entrando en años y canas que entran por las bandas no olvidamos el gol de Katalinski que nos dejó fuera de Alemania-74. Pero ahora el cuento es otro. De nuevo somos el Macho Alfa del fútbol. Cierto que en Brasil patinamos hace tres años, pero el cambio climático de La Roja es incuestionable. Llega la hora de darle las gracias a Julen... 

Lopetegui ‘forever’. El guipuzcoano nos ha devuelto la sonrisa a base de sensatez, definir un estilo que se había extraviado tras la retirada de Xavi (Hernández) y Xabi (Alonso) y rescatar esa cuadrilla del arte que Julen comandó en 2013 ganando el Europeo Sub-21, precisamente ante Italia. Cuatro años después volverá a Israel como líder de la nueva España, la que propone y dispone con el balón en los pies con una fórmula novedosa del tiqui-taca. Ahora movemos mucho más rápido la pelota, hacemos una presión alta que angustia a los rivales y arriba tenemos dinamita con los jugones que llegan de la segunda línea. Lopetegui ha conseguido que volvamos a creer. Te lo agradecemos de corazón, míster.

Media hora ‘deluxe’. Al partido le sobró la última hora. Pero en su primer tercio gozamos como si fuese una despedida de solteros. Fútbol total. Rodrigo devolvió la confianza que le dio Lopetegui con un golazo de bandera, de nueve-nueve. Pero el 2-0 superó las expectativas. La combinación Silva-Koke desembocó en un envío a Isco, que sacó la varita y definió como si fuese Cristiano. Reventó la portería del kosovar-albanés Berisha. Y la guinda la puso Thiago rematando a lo Santillana un gran centro de Odriozola, que se matriculó en la banda derecha. El lateral donostiarra dará que hablar. Es buenísimo. Con 3-0, fuimos misericordiosos y dejamos que la voluntariosa Albania se dejase ver. Tanto que terminó con dos palos y un par de paradas de De Gea, ese señor de negro que se ha hecho dueño de la portería de España con todos los honores. Le echó un par de guantes y ha ganado el reto.

Pitos y flautas. Los pitos a Piqué, ya esperados dado que por desgracia forman parte de la rutina ambiental de la Selección, no agriaron una noche de fiesta. Además, cuando Lopetegui le cambió (su tarjeta le evitará jugar el bolo de Israel) el Rico Pérez ganó la batalla de los aplausos, bien correspondidos por Piqué. Ojalá todo se normalice para siempre. Dejar de poner tuits sería un avance definitivo.

Alicante. Pasé el día en esta maravillosa capital de la Costa Blanca. Sol radiante. Playa llena. Gente feliz. Entorno perfecto para dar formato al logro de la selección. El Rico Pérez respondió a la cita, llenó las gradas y dejó claro que en Rusia la afición no va a dejar sola a esta España que ha presentado su candidatura. Alemanes, brasileños, portugueses, argentinos (si es que van) y franceses están avisados. ¡Vamos España!