Nueva ambición. Rusia espera a España. La Selección dejó un muestrario de argumentos ilusionantes que confluyen en la dirección de Lopetegui. El partido ante Albania fue una ratificación de la vitalidad táctica que ha traído el técnico vasco.

De principio a fin. España arrancó con fuego y tuvo amplitud por las bandas y coherencia en los carriles interiores, además de empuje en la recuperación. Estuvo definida por los centrocampistas, tanto con balón como sin él (23 robos entre Silva, Isco, Thiago y Koke). Mérito de Lopetegui.

Toque ágil. Se ve a una Selección regenerada y efectiva, agrandada por el traslado vivo de la pelota que le hace superar con relativo desahogo las líneas de presión rivales como sucedió contra Albania (más del 90% de acierto en el pase de los medios).

Entrada positiva. También se vislumbra la mano certera de Lopetegui en la irrupción de futbolistas como Rodrigo y Odriozola, cuestión que amplía las posibilidades españolas. Presentación por todo lo alto del lateral de la Real Sociedad. Otra individualidad que suma al grupo.

Recuperación rápida

La Selección bloqueó la salida de Albania en su propio campo con una presión laboriosa. En esta jugada acabó robando Thiago.

Largo alcance

Odriozola y Jordi Alba fueron dos extremos y se incorporaron continuamente al ataque. El lateral derecho resultó relevante en el 2-0.