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Pura magia. Francisco Román Alarcón Suárez. Isco. De Arroyo de la Miel. Bendita sea la madre que te trajo a este mundo el 21 de abril de 1992. El capitán Sergio Ramos te apodó 'Magia' y se quedó corto. No sólo vives de tus virguerías, tus regates diabólicos, tus florituras, tus pausas planificadas para romper al adversario, tus cambios de ritmo para facilitar la ruptura de líneas enemigas, tu imaginación para ver fútbol donde otros sólo ven sudor y ardor guerrero... También la enchufas. En Gijón nos diste media Liga el curso pasado con un doblete decisivo en un partido trampa donde te puedes dejar el título en esas tardes llamadas "tontas". Y anoche, en un Madrid remendado por las lesiones y la baja forma de alguno de sus titulares estelares, tú pusiste tu lámpara de Aladino a carburar para que ese genio que llevas dentro concediese a Zidane los tres deseos que te pidió cuando la frotó pensando en el duelo con el Espanyol: los tres puntos, acabar con la maldición del Bernabéu y que tú mismo ayudases con tus goles. Pleno.

Cristiano. El crack tiene esta temporada dos registros. El de la Champions, esplendoroso, y el de la Liga, ni fu ni fa. Sus dobletes ante APOEL y Borussia Dortmund contrastan con su sequía pertinaz ante Betis, Alavés y Espanyol. Tres partidos seguidos de Liga sin ver marcar al portugués es desconcertante. Nos tiene tan mal acostumbrados que cuando suceden estas cosas nos preguntamos qué le pasa. Pero no caeré en ese error. Frente al volcánico Muro Amarillo de Dortmund, enchufó dos goles plenos de poderío y de aquí estoy yo. Cristiano es como los grandes actores de Hollywood. Cuando es una súper producción se sale. Y no le veo como actor secundario...

La madera. Cuando Gerard Moreno disparó al palo cerca del descanso resoplé aliviado. Y reflexioné sobre la trascendencia del azar en el fútbol. En algunos partidos de esta extraña temporada (la Liga está teniendo un desarrollo rarito, para qué engañarnos), los de Zidane se han quejado de la mala suerte acumulada. Y es verdad. El día del Betis hubo 27 tiros a gol y cero goles. Ante el Alavés, 21. Ante el Valencia fue un torrente de llegadas explosivas y de ofensivas desatadas. Pero hubo muy poca efectividad. Y hubo varios postes que lograron que volasen esos siete puntos que ahora nos saca el Barça de Valverde. Ante los pericos sólo ocho disparos fueron entre los tres palos. Pero Isco enchufó dos. Se jugó peor. Pero se ganó. Por eso la noche del Betis dije que ganaríamos el título. Se jugó muy bien y fue un asunto de puntería, no futbolístico. Calma.

Porterazos. Pau podía haberse llamado Gasol en vez de López, porque agigantó su figura en los goles que evitó de Isco (a los 26 segundos), de Sergio Ramos (24') y de Cristiano (37'). Eso animó a los de Quique Flores a no arrugarse. En la segunda parte del acto casi empatan pero Keylor, que se ha ganado la película que han rodado sobre su vida ("Hombre de fe"), evitó el 1-1 en un mano a mano con Navarro. Al rico tico.

Ojo al Wanda. Tras el parón de las selecciones, el día 14 jugarán en el Wanda Metropolitano el Atleti y el Barça. Horas antes, el Madrid habrá rendido visita al Coliseum de Getafe. Si ganamos los tres puntos, el Atleti puede dar vida a esta Liga. Un triunfo del cholismo provocaría un cambio climático. Me lo recuerdan las peñas de Mortera Blanca (Santander) y 7 Pilillas Pegalajar (Jaén). Señores, esto es como acaba. ¡Vamos Real!