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Pocos en Valencia le lloran a Alesanco

El adiós, el despido para ser exactos, de José Ramón Alesanco no puede decirse que haya pillado por sorpresa a nadie en el Valencia. Ni tan siquiera a él mismo. Alesanco, a quien el reparto del don de la empatía le pilló mirando hacia otro lado y de ahí que pocos lloren su ausencia, lo dicho, el vasco no tenía sitio en el organigrama del club. Al menos en el del actual Valencia. El de Alesanco fue el último nombramiento previo a la llegada de Mateo Alemany, cuyo fichaje va camino de ser el marcapáginas entre el antiguo y el nuevo testamento de Lim. Hay un antes y un después al mallorquín, como también para Alesanco en la decisión sobre qué entrenador fichar.

La apuesta de Alesanco era Quique Setién, con el que prácticamente lo tenía hecho y cuya contratación tuvo que 'frenar' Alemany, que prefería y peleó por el estilo bronco y copero de Marcelino. En mi opinión, acertadamente, aún siendo como es un buen entrenador Setién. De todo ello, lógicamente, era consciente Marcelino, cuya sintonía con Alemany ha sido excelsa desde el primer día. Pero que conste que a Alesanco no le despide Alemany ni Marcelino. Lo hace Anil Murthy y Kim Koh, que están en el club para eso, para decirle a Lim qué necesita y a quién no. Y en este Valencia no hace falta un director deportivo de los que compran y venden porque para eso está Alemany ni tampoco quieren un técnico con nómina de alto ejecutivo que no sabe qué responder a la pregunta de si se juega en césped natural o artificial, como sucediera en Cincinatti.