Sampaoli: o la gloria o la hoguera
La selección argentina tiene una idea definida de juego que Jorge Sampaoli, con poco tiempo de trabajo ha logrado que su equipo la incorpore. Ya desde la convocatoria de jugadores está denunciando la propuesta del fútbol que pretende, pero que es compleja de llevar a cabo por la falta de tiempo de entrenamiento. Las tres P que son el sello de su proyecto: protagonismo, presión, posesión del balón, necesita tiempo de ensayo y rodaje. Se vio, sobre todo, en los primeros 25 minutos frente a Venezuela; quizás lo mejor del juego de Argentina en mucho tiempo.
Cuando Dybala, en lo que algunos creen que fue un exceso de sinceridad, confesó que le resulta difícil entenderse con Lionel Messi, lo que revela es una certeza: la maduración de la idea futbolística de un equipo necesita tiempo de ensayo, un tiempo que Sampaoli y sus jugadores no tienen.
Sampaoli es el tercer entrenador que dirige a la Selección Argentina en la eliminatoria, para el Mundial de Rusia 2018. La urgencia de éxitos ya se devoró a dos entrenadores en el ciclo: Tata Martino y Edgardo Bauza, por responsabilidad directa de los dirigentes del fútbol argentino.
Martino dirigió desde agosto de 2014 hasta julio de 2016, 29 partidos, entre amistosos y oficiales, la Selección de Martino ganó 19 y empató 7, lo que deja un promedio de 73,6 % de puntos logrados. Empató siete de ellos, entre los cuales figuran las dos finales perdidas ante Chile, en las cuales cayó derrotado en tanda de penales. Y sólo fue derrotada en ¡tres ocasiones!. Con una diferencia de gol de +48 tras 66 tantos convertidos y solo 18 recibidos.
El Tata se alejó, cansado de la falta de respaldo de los dirigentes para su proyecto. El descalabro de la AFA intervenida llevó a los dirigentes a buscar una solución económica. No había dinero, y se inclinaron por un entrenador con una idea opuesta a la del fútbol ofensivo que practicaba Martino.
El Patón Bauza asumió el 5 de agosto de 2017. Y con él en el banquillo, Argentina sacó 11 puntos de 24 posibles: ganó tres partidos, empató dos y perdió los tres restantes, dejando un saldo de 45,8% de efectividad. Y se despidió dejando a la selección de Messi en zona de repechaje.
Cuando los dirigentes fueron a buscar a Jorge Sampaoli pudo ser tarde. Pretender que el entrenador obre el milagro de clasificar a Argentina en cuatro partidos primero, ahora en dos, solo puede comprenderse en el marco de las políticas de improvisación de los dirigentes de AFA.
Sampaoli dirigió solo dos partidos de la eliminatoria. Pero deberá afrontar con su equipo dos finales más: si clasifica será aclamado como un héroe, sino lo logra será desterrado del fútbol argentino siendo el menos responsable del desastre. Así de cruel está planteado el panorama. Lo sabía antes de asumir, y aun así asumió el riesgo.
La mayor preocupación del entrenador que asumió el reto de obrar el milagro es que Lionel Messi comienza los partidos con la Selección Argentina siendo la bandera futbolística de su idea. Y ante la primera adversidad que sufre el equipo, el Diez se contagia de la misma desesperación que sufren sus compañeros. Y con el correr de los minutos el equipo pierde el control de los partidos y se sumerge en un mar de dudas producto de las frustraciones vividas. Y en la urgencia, ella selección argentina equivoca todos los caminos al gol. Se nubla. Se bloquea.
La búsqueda incesante de éxito en la Selección, siempre injustamente comparada con la gloriosa generación de los campeones de México 86´, ha provocado ¨una fatiga de búsqueda de éxito desmedida¨, en palabras de Cesar Menotti. Hay una relación de exigencia con la gente que obliga a que si el resultado no aparece, la Albiceleste entra en pánico, el vértigo supera al juego, y la urgencia se transforma en descontrol. Las incesantes voces de algunos comunicadores y de los hinchas castigándolos por las tres finales perdidas, han generado un daño en los futbolistas difícil de remediar en lo inmediato. Solo la clasificación al Mundial de Rusia traería un poco de paz.
¿Cual es la solución? Seguir intentado. Quedan dos partidos. Sampaoli buscará convencer a los jugadores que la responsabilidad es colectiva. Compartir las cargas emocionales. Transmitir serenidad. El convencimiento en las formas de juego serán los pilares, y también la experiencia de algunos jugadores históricos, para sobrellevar las dos finales frente a Perú y Ecuador del 5 y 8 de octubre.
No siempre fue fácil para la selección argentina clasificar a un mundial. Cabe recordar que Coco Basile, en 1993 y después de una histórica derrota de la Albiceleste contra Colombia por 0-5, obligó al entrenador a llamar a Diego Maradona para obrar el milagro de la clasificación a Estados Unidos 1994. Maradona, retirado de la selección despeñes de Italia 90´, jugó los dos partidos de repechaje :el encuentro del 31 de octubre en Sydney, donde el partido fue 0 a 0. Luego, la revancha terminó con triunfo 1 a 0 para la "Albiceleste", que se clasificó a la Copa del Mundo.
Lionel Messi nunca se fue de la selección argentina. La difícil tarea de Jorge Sampaoli será que el Diez, hoy más experimientado, sea el abanderado de la idea y el catalizador de las emociones de su equipo para lograr la clasificación. Y que cuando su equipo entre en desesperación, él no se contagie. Una máxima del entrenador: que no escuche el murmullo y siga. Aunque se juegue en la Bombonera. Porque eso es lo que van a hacer los próximos dos partidos.