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Sergio y Ricky alargan una historia que ya dura 40 años

La era de Pau Gasol y Juan Carlos Navarro (y todos los demás, aunque ya no estén) comenzó en 2001, precisamente en Estambul. Su primer torneo juntos con la absoluta después de que el escolta se estrenara un año antes, en Sidney. Dieciséis años después, pusieron 19 de los 73 puntos que alargaron una historia que va más allá de ellos, aunque ellos la cambiaron para siempre: España lleva 40 años sin quedar fuera de los cuartos de final en un Eurobasket (la última vez en 1977, en Bélgica). Pero es que además lleva en semifinales desde 1997. Serían dos décadas con un triunfo el martes ante Alemania. Dos décadas con ocho medallas en nueve torneos, en busca ahora de la novena en diez.

Datos robustos, que explican hasta qué punto está vacunada esta Selección contra partidos como este: en el barro, contra el anfitrión, con tramos de más pelea que baloncesto. Una Turquía con un déficit enorme de talento pero que, en un partido así y en su pista, habría ganado a muchos otros rivales. Y que aplicó un plan (ya lo hizo Croacia) que veremos replicado en los próximos partidos: trabajo a destajo en las zonas contra los Gasol, una invitación a que España gane sin correr y sin grandes números de sus referentes interiores. A que se vea obligada a hacer cálculos sobre pérdidas, rebotes de ataque, volumen de tiros… El trazo fino en las estadísticas, la brocha gorda en pista. Pero es que la cuestión, el problema para los demás, es que España también gana así. Por eso gana casi siempre.

Otra vez se vio que el plan ideal, y más ya sin Abrines, pasa por los dos bases, los dos Gasol y un puesto de alero por el que pasan San Emeterio y Juancho. Los dos bases: con solo seis tiros a canasta de Pau y un 3/9 de Marc, España fue siempre por delante y cerró el partido con 17 puntos (6-17) en los últimos cinco minutos. Sergio sacó al equipo del fango con una brillante lectura de un partido que se estaba poniendo ilegible. Y Ricky remató con confianza en su tiro y un excelente sentido de la responsabilidad. El nuevo Ricky. Una España perfectamente dirigida, experta, dura y, en definitiva, con más talento que todos los rivales con los que se ha encontrado hasta ahora. Un paso más en una historia que ya dura 40 años.