Isco Alarcón o el Papa FrancIsco
El titular más llamativo a la exhibición de Isco ante Italia se lo apuntó Olé: “España le rezó al Papa FrancIsco...”. Argentina, país mixto de España e Italia, siguió sin duda el partido con interés. Pero en general su actuación ha causado asombro en todo el mundo. Periódicos de cualquier parte glosan su exhibición, decisiva para el partido. En la primera mitad lo resolvió, con sus dos goles a Buffon. En la segunda lo adornó, con maniobras preciosas, especialmente el caño con pisadita y el sombrero, virguerías ambas que se comió Verratti. En Argentina, los de mi quinta se habrán acordado de Bochini, aquel diez que se movía poco y jugaba mucho.
Quizá aquí no nos haya sorprendido tanto. Llevamos tiempo viendo a Isco. Pero por ahí fuera no era tan reconocido hasta el sábado. Pensemos que aún no ha ido a un Mundial ni a una Eurocopa, y eso que en primavera ya cumplirá los 26 años. No es que sea un jugador de explosión tardía, porque sus perfiles de genio se le alaban desde juvenil. Pero todo le ha costado bastante. Su físico, cabeza grande, piernas cortas (Bochini otra vez) ha sido un prejuicio que le ha pesado en contra. Cuando corre sin balón su zancada no resulta atlética. Y muchos entrenadores tienden a desconfiar de los virtuosos del regate, les consideran poco prácticos.
Emery no le quiso subir a la primera plantilla del Valencia, por eso se fue al Málaga, donde reinó. Luego, en el Madrid, ya se sabe: la bbC, el 4-3-3 obligado, la tremenda competencia en el medio campo con Kroos, Modric y James, luego Casemiro, ahora también Kovacic y Asensio. En el Bernabéu gustó su juego, pero no a todos los entrenadores les convenció por igual. Mejoró su juego, le metió sacrificio, abrevió los trámites, mejoró el disparo. Sólo le faltaba un partido así, de esta enjundia, contemplado por todo el mundo, entre la Italia que decían venía y la España que decían se iba... En este Mundial me parece que sí estará Isco.