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Villa y Asensio provocan optimismo

Cuantos más días pasan, mejor veo el retorno de Villa a la Selección. Todos sus mensajes son positivos, desde esa foto abrazado a Iniesta, hasta cualquier rincón de sus declaraciones. No se siente titular, sí feliz por haber regresado al cabo de tres años. Ojalá el Bernabéu se caiga por un gol de España, dice, aunque no sea mío. Se le nota que ha regresado a un equipo, el suyo, La Roja, en el que vivió las mejores experiencias de su carrera. Los compañeros le miran con respeto. Morata deja el ‘siete’ para él. ¡Es el mayor goleador de la historia de España! Asensio tenía nueve años cuando El Guaje debutó con La Roja. Póngase en su piel cuando le ve.

Asensio es otra cara que mueve al optimismo. Dentro del grupo de jugadores que van apareciendo como relevo de la gran generación de las dos Eurocopas y el Mundial ganados, es a día de hoy el que calienta más las palmas. Sabe estar en el origen y en el final de la jugada, arma, mete goles, ha puesto a Bale en el disparadero y ha puesto a pensar a Lopetegui. Ayer le probó como falso nueve. Ante la defensa de tres centrales, que suele utilizar Italia, con Barzagli, Bonucci y Chiellini, el nueve escaqueado es una buena contrafórmula. En Kiev, con Cesc de falso nueve, encauzó España la final de la Eurocopa-2012, ante Italia, y goleó 4-0.

La relación de La Roja con el nueve ha sido difícil. Su juego de posesión y dominio ha tendido a meter al delantero propio en una jaula. Villa y Torres se han apañado ahí, pero en sus ausencias o decadencia han penado bastantes, que han pasado por el puesto sin cuajar. Apunten: Llorente, Michu, Negredo, Soldado, Diego Costa, Morata, Alcácer, Iago Aspas... En algún momento jugó Cesc de falso nueve, la posición en la que ayer Lopetegui probó a Asensio. Qué decidirá al final no se sabe, tiene muchas cartas que barajar y muchas horas aún para pensárselo. Pero, mientras, Villa y Asensio aportan soluciones y motivos para el optimismo.