Los libros, aquellos lugares donde el Calderón siempre permanecerá en pie
Rareza. Comenzó ya LaLiga, año I después del Vicente Calderón (d. V. C.). En enero el estadio no es que ya no sea, es que ya no estará. O quizá sea en febrero. O en marzo. Pero no llegará al verano. El colmillo de la piqueta se lo habrá llevado en algún momento del invierno. El Calderón. Su perfil al salir de la M-30, su visera desdentada, su mármol rosa. Se irá para siempre, ahora ya sí, del todo. Sus goles, momentos, las vidas allí vividas en 50 años, las manos que llevaron. Algo, sin embargo, lo mantendrá para siempre. Los libros. Son muchos.
Leyendas. Como el viejo Nándor Hidegkuti Stadion lo guardará Evasión o victoria, el Calderón nunca será pisos en Leyendas del Atlético de Madrid, 101 ídolos colchoneros. Cómo, si es el escenario donde Luis, Adelardo, Gárate, Kiko o Torres se hicieron historia. Y los 100 goles que han hecho grande al Atleti contará para siempre cómo sonaban sus redes al contacto con el balón. Los 50 años del Vicente Calderón relata también su música. Porque el Calderón fue fútbol pero también rock and roll. David Bowie habría podido contarlo. Mick Jagger aún puede, aquella noche de tormenta de 1982. Sa-tis-fac-tion que diría, del inglés inolvidable.
Principio. Comenzó LaLiga, primera del Wanda Metropolitano, pero en el libro de Julio Ruiz un rojiblanco podrá seguir diciendo siempre eso de Yo me voy al Manzanares. Porque allí, en las librerías, el río sigue a la orilla de Una pasión, una gran minoría: ¿Por qué no son del Atleti los demás?, joya de Rubén Amón y aún podrán escucharse los goles de David Villa, en Un Guaje para la historia, de F. J. Díaz, Picu. Fue en aquella temporada del Partido a Partido (Alberto R. Barbero), 2014, El año de nuestras vidas (Miguel Mora), la eclosión de El efecto Simeone (Santi García y el Cholo). En todos, el Calderón es el fondo, principio de todo.
Fin. Hasta siempre, Calderón, le dijimos en mayo. Ahora el destino es Arcentales. Arcentales y el bar El Peñón, El Churretón, Zapatones. Bienvenida Avenida Luis Aragonés, adiós Paseo de Melancólicos, ya no serás rutina, aunque nunca te borres. Porque en mayo, ya avisó Gabi: “Hoy no muere un estadio, hoy nace una leyenda”. Sus palabras han sido el eco que me ha acompañado estos últimos meses, mientras escribía mi propia despedida, mi Hasta siempre, Calderón, otro libro para mantenerlo siempre en pie en las librerías. Porque la piqueta podrá empeñarse pero, viejo, entre sus páginas nunca podrá derruirte: siempre será cualquier año antes del Wanda Metropolitano (a. W. M) para uno del Atleti, para ti, Calderón.