La posible dimisión de Roca
Como ha informado este periódico en los últimos días, Francisco Roca, presidente de la ACB, se plantea dimitir. En círculos íntimos incluso habló de un plazo de dos semanas. No parece que vaya a echarse atrás. En los corrillos suena el nombre de Jordi Villacampa, presidente durante 18 años del Joventut. Villacampa sería, sin duda, una figura con peso. Fue uno de los grandes jugadores de este país entre los ochenta y los noventa. Su nombre se mira con respeto. Pero sobre él se extiende la sombra de la difícil situación económica en la que dejó a la Penya. Fue un firme defensor, como Querejeta, del derecho de tanteo, por el cual los clubes pueden retener a sus jugadores igualando las ofertas que le presente otro equipo. Eso pudo ayudar a agrietar la economía verdinegra.
Con Roca tocado o con quien venga, la ACB continúa enrocada y en conflicto con los grandes, que creen que la competitividad se verá afectada por el ascenso de clubes como Gipuzkoa o Burgos, sin músculo económico, o la repesca del Betis. Madrid, Barça, Unicaja o Baskonia también le han retirado parte de su confianza a Roca (en el cargo desde mayo de 2014). El plan para reducir la competición a 16 equipos, pilotado incluso por el CSD, también fracasó. Hace meses que el presidente se ve débil y especialmente bajo el foco de todos los actores de la competición: poderosos, modestos e incluso por el patrocinador, Endesa. Por eso puso su cargo a disposición de la Asamblea dos veces. Por su cabeza ya rondaba entonces una dimisión que, finalmente, podría presentar.