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A lo mejor, ir ahora al Bernabéu no es ningún castigo

Sacar tantas conclusiones a 15 de agosto con los años que llevamos en este negociado no es de recibo, Tomás. Por mucho Clásico, Supercopa y el lío que tiene el Barcelona montado entre la junta, los jugadores y una moción de censura que sigue amenazante sobre el palco, yo no soy catastrofista respecto al partido de hoy. O debería decir de mañana, porque vaya tela con el horario de turno.

Al Barça, como le pasa al Real Madrid a la inversa, desde hace un tiempo le sienta mejor jugar ante su máximo rival como visitante que como anfitrión. Así que el hecho de jugar en el Bernabéu no me parece tan mala idea. Los jugadores, además saben que para sostener el pulso que mantienen ante la junta necesitan cargarse de razones. Y eso depende de lo que hagan en el campo. Hasta ahora, se han sentido dominadores del relato porque los éxitos deportivos jugaban a su favor. Es evidente que hay un distanciamiento entre el vestuario y el palco y que los socios siempre estarán más al lado de los jugadores que de los ejecutivos, siempre que los primeros ganen. Esta noche, o madrugada, o lo que sea, tienen una excelente oportunidad de sumar adeptos a sus quejas con hechos.

Y luego, Tomás, tampoco podemos olvidar que es un partido de semipretemporada por la fecha, por el horario y por la falta de rodaje que puede deparar sorpresas. El verano es tiempo para excentricidades y se es más laxo con todo. La primera excentricidad es que el Santiago Bernabéu prepare una pañolada de protesta ante el estamento arbitral una semana después de volver a marcar en fuera de juego en una final. Eso es gracioso, mira.