Mireia, un dilema para la mejor de siempre

Entre los oros de Dressel, el enésimo botín de Ledecky, los récords de Peaty, Sjöstrom y King, y el homenaje que Budapest le rindió a sus leyendas, Laszlo Cseh y Katinka Hosszu, se coló en otro campeonato más Mireia Belmonte. El mérito de la española es incalculable. A sus 26 años, sigue aportando medallas a un país que continúa en los vagones traseros de la natación internacional, con apariciones esporádicas como la de Melani Costa o Jessica Vall, únicas medallistas mundiales junto a Mireia en los últimos cuatro Mundiales. La badalonesa, además, se ha consolidado de nuevo como una de las nadadoras más versátiles del mundo (quizás la que más), capaz de ser medallista en una prueba de fondo (1.500 libre), en la disciplina más completa del programa (400 estilos) y en la que pone el cuerpo más al límite de todas (200 mariposa).

El secreto de Mireia está en su entrenamiento y determinación. No duda la badalonesa, que trabaja sin descanso, viviendo por y para la natación. En estos Mundiales, Mireia ha nadado 6.600 metros de competición, la que más en pruebas individuales. Detrás de esos números se esconden horas de piscina, gimnasio, análisis de sangre, estudios, dietas, descanso y una larga lista de tareas y manías que la han conducido al éxito. No hay nadadoras que se entrenen más que ella, y esa reflexión es la que ha introducido su entrenador en los últimos meses.

Ledecky solo nada el estilo libre, por lo que tiene que preparar esa disciplina y sus sesiones no superan las seis horas al día. Hosszu no nada más de un 400, lo que limita su entrenamiento a más gimnasio y menos volumen en el agua, y las velocistas puedan combinar distintos estilos, pero sus pruebas apenas duran 100 metros. Los esfuerzos se concentran en la explosividad. Y su trabajo es de más calidad que cantidad. ¿Debe Mireia especializarse o seguir con su programa cargado de competición?

Desde 2013, Mireia no mejora marcas en las pruebas de estilos y la mariposa, pero se ha subido a los podios internacionales. Si ha mejorado, en cambio, en 400, 800 y 1.500 libre, pero la competitividad empieza a aumentar: en la primera prueba no llego a semifinales, en la segunda no se subió al podio y en la tercera fue plata, pero al ser ahora olímpica nuevas rivales empezarán a prepararla. Para llegar a Tokio 2020 y ganar medallas, Mireia deberá mejorar sus registros. ¿Puede hacerlo con el actual programa? ¿Debe centrarse las especialidades del libre o en las pruebas de menos metros y más calóricas? Un nuevo reto para, a mi modo de ver, la mejor deportista española de siempre.