El verano del ridículo padre

Cada día que pasa en pesado silencio, la sensación de que Neymar se va a ir del Barça en cuanto acabe la gira aumenta. Ya advertimos aquí hace diez días que la cosa iba de veras. Fue entonces cuando comenzó el sainete en el que se inauguró un verano que será recordado más allá de como acabe el embrollo, como el del ridículo padre (y nunca mejor dicho) del Barcelona. Concretamente, el de su junta directiva. Veamos la sucesión de acontecimientos, que vista en conjunto, pone los pelos como escarpias.

Que lo de Neymar iba en serio, el Barça lo empezó a entender muy tarde. En la presentación de Pep Segura como nuevo mánager deportivo, el vicepresidente deportivo Jordi Mestre dijo esa frase de “aseguramos que se queda al 200 por cien”. Esa seguridad basada en que los malvados periodistas se inventaban las noticias y que todo estaba controladísimo se volvió tembleque en cuanto el equipo aterrizó en Estados Unidos. Ahí, vieron que tenían un dinosaurio en el pasillo y la junta se paralizó como un cervatillo en la autopista cegada por los focos de un camión. Ante la inoperancia de la junta (más la espantada del presidente, que regresó a Barcelona porque tenía cosas más importantes que hacer) fueron los jugadores los que tomaron las riendas de un contragolpe, hasta ahora, fallido. Sigue el sainete.