Moreno abrió el grifo de oro
Era el segundo día de competición, el 27 de julio, y la primera opción de medalla de España en Barcelona 92. Ya entrada la noche, a las 22:22 horas, después de sucesivos aplazamientos por un problema técnico en el velódromo de Vall d’Hebrón, muy resbaladizo, José Manuel Moreno Periñán conquistó el oro en el kilómetro. Apoteósico. Su padre lo paseó a hombros por el recinto, muy torero. Y el chiclanero dio las vueltas de honor con tres banderas: la andaluza, la catalana y la española. “Aquel oro nos motivó a todos”, dice Mercedes Coghen. El pasado 13 de julio, en la Gala de Homenaje a los Medallistas organizada por AS en Barcelona, pude comprobar cómo todos los deportistas que se dirigían a Moreno, lo hacían para recordarle que él fue la espuela que puso al galope a la expedición española.
Fermín Cacho, como ya escribimos aquí, le llama el ‘Abrelatas’. Y el diario AS tituló la crónica de aquella jornada: ‘Moreno abrió el grifo de oro’. La relevancia histórica de su podio está ahí, en el convencimiento que sintieron sus compañeros de que era posible competir sin complejos y ganar. Más allá de aquellos Juegos, también se abrió el grifo de otros avances. Por un lado, aquella fue la primera medalla olímpica del ciclismo español, que ha elevado el número a 15: 9 en pista, 3 en ruta y 3 en bicicleta de montaña. Se trata de la tercera federación más laureada, tras las de vela y piragüismo. Y por otro, Moreno encendió la mecha de los mayores éxitos del deporte español. Barcelona 92 fue un trampolín, un punto de inflexión. Desde entonces, España lo ha ganado prácticamente todo.