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Villarato S.L.

Una pasión pública convertida en un negocio privado tiene algo de perverso. Si además es un negocio sucio, que mancha de corrupción una de las formas más básicas de relación e identificación social, el equipo de cada cual, ese negocio se convierte en un delito contra la salud pública. Porque Villar nos estaba robando el fútbol. No sólo dinero, sino algo más íntimo, el derecho a emocionarnos con cada partido, la necesidad de saber que, pase lo que pase, nos quedará el próximo partido. Villar hacia trampas en el único lugar donde todavía pensábamos nadie se atrevería; nuestra pasión de cada domingo.

Treinta años al frente de la Real Federación Española de Fútbol manejando el fútbol como una especie de empresa familiar, una Sociedad Limitada: Villar y Villar, al servicio exclusivo de Villar y Villar. Una vez más un modelo de gestión de los recursos económicos públicos para hacer negocios privados, basado en la corrupción y el intercambio de favores, en el que todo vale. Una vez más, abuso de una posición de privilegio para crear una red clientelar, una vez más, la trama en estado puro.

¿Cómo ha funcionado la trama del fútbol en nuestro país?
- Mangoneando subvenciones y derechos de televisión;
- Fomentando una red clientelar apoyada en tratos de favor a dirigentes de federaciones territoriales que tenía como objetivo amañar los procesos electorales de la Federación;
- Secuestrando los espacios de decisión democrática de la Federación;
- Usando arbitrariamente dinero de la Federación para obtener apoyos a su favor;
- Impulsando la celebración de partidos entre la Selección Española de fútbol y otras selecciones para conseguir contraprestaciones en su propio beneficio;
- Y como no, la clave de toda trama: Gozando de impunidad por parte de los poderes públicos que han tolerado y consentido las anomalías.

Ángel María Villar ha tenido la capacidad de poner la Federación al servicio de sus intereses privados porque nadie quería enfrentarse al “Señor del Fútbol”. El Villarato S.L. del “Señor del fútbol” ha sido capaz, incluso, de apropiarse de los éxitos internacionales de nuestra Selección con el único objetivo de garantizar una buena rentabilidad para sus negocios. Villar, bajo la lógica mafiosa de la “familia” supo rodearse de gente como Juan Padrón, Ramón Hernández, Julio Grondona, Joseph Blatter, Michel Platini… Todos ellos actores principales, unos a nivel nacional y otros a nivel internacional, de la trama de corrupción del fútbol.

El gobierno del Partido Popular ha declarado que la detención de Villar y sus adláteres es una victoria más del Estado de derecho, un ejemplo de que la ley es igual para todos. Pero esta afirmación es solo una verdad a medias. Es cierto que la investigación se inicia a principios de 2016 y que es fruto de una denuncia del Consejo Superior de Deportes. Pero la pregunta que la gente se hace en todos los bares de nuestro país es: ¿Por qué las instituciones, concretamente, el Consejo Superior de Deportes, que era conocedor de este secreto a voces, de las irregularidades y corruptelas de Villarato S.L. no ha intervenido antes?

Mientras que los tribunales depuran responsabilidades, e independientemente de lo que determine finalmente la Justicia en relación a la Operación Soule, las instituciones deben tomar medidas urgentes para evitar que otro Villarato S.L. pueda volver a ponerse en marcha. Ahora es el momento de sanear no solo la Real Federación Española de Fútbol, sino todo el sistema federativo manchado por las sospechas de corrupción. ¿Cómo? Legislando medidas concretas que garanticen la transparencia de las elecciones federativas, limitando los mandatos para que ningún presidente se pueda agarrar a su poltrona, estableciendo mecanismos eficientes de control del dinero público que reciben las federaciones, etc.

Decía Eduardo Galeano, con su infinita capacidad para convertir la paradoja en consigna, que: "El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue". Ciertamente, después de lo ocurrido en estos días la afirmación cobra mucha actualidad en su dureza. Por eso, ahora es el momento de llevar a cabo la siempre pendiente reforma del deporte español y proteger así la pasión pública de la perversión privada. Tenemos que recuperar el fútbol como expresión popular de una pasión colectiva para poder volver a jugar al fútbol pensando, creyendo, que pase lo que pase, siempre nos quedará el próximo partido. Recuperar el fútbol como pasión, será recuperar la pasión por algo más que un deporte, será recuperar la pasión por nuestro país.

TERESA ARÉVALO. DIPUTADA DE UNIDOS PODEMOS EN EL CONGRESO