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Villar, Cardenal y Méndez de Vigo

La irrupción de la UCO, esos ‘Hombres de Harrelson’ a la española en la Federación de Fútbol se va a convertir en la noticia del verano, a despecho de la rabieta de Cristiano y el propio asalto al barco que alquiló en aguas baleares. ¡Villar detenido! Y con él, Padrón y su hijo, Gorka Villar, sospechoso de trato de favor. Gorka Villar estaba empezando a ser considerado, con rigor, el talón de Aquiles por el que la saeta de la Justicia derrumbaría a Villar. Ha protegido y guiado su carrera, como debe hacer todo buen padre. Llegó a director general de la CONMEBOL, nada menos, y eso era alternar con los Grondona, Leoz... Lo peor de lo peor.

No sabemos qué saldrá de esto, pero los síntomas son muy malos. Con tantos años ahí, Villar ha ido alcanzando un poder omnímodo, a base de repartir favores alrededor para que todos le bailaran el agua. Un sistema que en su día yo califiqué de ‘villarato’, palabra que cogió vuelo, años después de lanzarla, cuando se asoció, por sinécdoque, a los favores arbitrales en la época de Laporta, su gran apoyo en unas elecciones difíciles. Aquellos benévolos arbitrajes cesaron cuando cesó Laporta. Villar se ha perpetuado por una combinación de astucia aldeana y audacia del ignorante, y ya hace tiempo que se pone el mundo por montera. Y eso lleva a errores.

Los sucesos de hoy compensarán en parte a Miguel Cardenal, ex presidente del CSD, cuyas denuncias cuajan. Esas denuncias le enfrentaron a Alejandro Blanco, que siempre creyó en Villar, y a su propio Gobierno, que le desplazó en busca de 'paz'. Méndez de Vigo, esperaba, ingenuamente, resolver una transición ‘honorable’ de Villar. Le apoyó discretamente en la reelección, esperando de él que apartara a Padrón, nombrara un vicepresidente adecuado (Rubiales, presidente de la AFE), y dimitiera en un plazo razonable. No estaba dando esos pasos. Hoy ha sido detenido junto a Padrón. A Méndez de Vigo le han salido unas tortas en vez de un pan.